ZOUK MAGAZINE (Versión en Español) NÚMERO 6 | Page 111

111 pero para consumo propio. Para su sidrería, para sus clientes, acude a pequeños productores de la zona. Angelita y su marido Luis llevan más de cuarenta años trabajando una pequeña huerta en su finca El Payarín, en Arroes. No ha sido esta su forma de vida, pero sí han querido mantener el cultivo de la misma faba. “No echamos productos químicos, sólo un poco de cal viva para matar a los bichos”, me cuenta Luis cuando le pregunto por la clave para obtener una buena cosecha mientras su mujer asiente y complementa, “dicen que la tierra importa, pero se sabe que la faba es buena cuando se cocina. La cocinera es importante, claro”. Se nota que adoran a Pili, a la que han visto crecer al pasar por delante de su casa cuando iba de camino al colegio. Ellos en esta primera semana de mayo ya han comenzado con las labores de cultivo. Su secreto es sembrar las fabes primero en unas bandejas hasta que germinan y después trasplantarlas a la huerta, porque “así nacen mejor, consigues que todas se logren”. Pero hablamos de una muy pequeña producción, de la que Pili tiró para elaborar la fabada proclamada como la mejor del mundo, pero que es insuficiente para el día a día de la sidrería. Y más ahora, que con la repercusión del premio en los medios de comunicación, la demanda del plato se ha multiplicado. “Viene muchísima gente. Al segundo día vino un paisano de Barcelona a comer la fabada antes de coger un avión a toda prisa, porque había escuchado hablar de mí en “PROBÉ MUCHOS EMBUTIDOS ANTES Y SIGO PROBANDO MUCHOS, PERO EL PRODUCTO DE TERENTE ME ENCANTÓ” la radio. Es una publicidad añadida”, me comenta Pili de camino a otra finca. No nos movemos de Les Mariñes. Los terrenos de La Artoxa, en El Cuetu, son palabras mayores. Al menos en lo que a tamaño se refiere. Aquí aún no han comenzado con el labrado de la tierra, pero de la última cosecha sacaron más de 500 kilos de fabes. Tienen muchos clientes, y desde este año Pili es uno de ellos. “Algo tiene la faba de Les Mari-