ZOUK MAGAZINE (Versión en Español) NÚMERO 4 | Page 9

09 En Galicia lleva produciéndose aceite de oliva desde siempre. Y, como suele pasar, este desde siempre es un decir. Está por demostrar científicamente cuándo se aclimató la planta a esta región peninsular, si lo hizo en su variedad silvestre –como acebuche- o si fue introducida ya domesticada en algún momento histórico. Lo que si es cierto es que hasta el momento no se han encontrado evidencias de su elaboración o consumo antes de la romanización y, si bien durante el periodo imperial sí que se ha demostrado su presencia en la dieta y el comercio del Noroeste, todavía no podemos asegurar si los galaico-romanos producían su propio aceite o, como parecen indicar los hallazgos de ánforas, lo importaban desde el Sur. En todo caso, el cultivo se extendió en al- gún momento de antes del final de la edad media por los valles interiores (valle central del Miño, del Sil, del Támega) hasta tal punto que en época de los Reyes Católicos era un cultivo significativo. Fueron precisamente estos reyes quienes impusieron un fuerte gravamen sobre cada olivo gallego. Según algunas interpretaciones como castigo por la revolta irmandiña en la que la pequeña nobleza se sublevó contra la corona. Otros autores, sin embargo, optan por una interpretación más pragmática: se trataba de incentivar el asentamiento de colonos en las tierras reconquistadas en el Sur y la mejor manera era hacerlo apoyando un cultivo que allí podía resultar mucho más rentable. La decadencia absoluta llegó casi siglo y medio más tarde, cuando el Conde Duque de