ZOUK MAGAZINE (Versión en Español) NÚMERO 4 | Page 43
39
curso. Podría decir que era la única sin pedigrí. Yo no conocía a nadie, había estado siete
años metida en un zulo que se llamaba La
Salita, solo conocía a cocineros de haber ido
a sus restaurantes y gastarme el sueldo.
En el tercer programa, tuve un bajón por un
plato que no gustó y ya se preocuparon de
decírmelo ya (risas). Fue entonces cuando
pensé en las consecuencias hacia mi restaurante y mi equipo. Nunca he sido competitiva hasta ese punto, pero me di cuenta de que
tenía una responsabilidad muy grande. Desde entonces el único objetivo era ganar.
Al día siguiente remonté y preparé el pichón al vitello tonnato que les encantó. Desde entonces ya creí en las posibilidades de
ganar.
Ganaste.
Sí. Gané. Sientes emoción, está claro, pues
es un momento muy tenso en el que te pasa
toda la vida por delante, tienes a la familia
en el plató y a muchos referentes de la cocina con estrellas Michelin frente a ti. Pero no
había opción.Tenía que ganar.
¿Que pasó al día siguiente?
Pues al día siguiente nos levantamos y nos
fuimos a comer a Triciclo. Nada más porque
desde que termina el programa hasta que se
emite pasan casi tres meses. Tú y tu equipo
lleváis la alegría dentro, pero para el resto
del mundo no ha pasado nada.
Lo que sí hicimos fue prepararnos para lo
que tenía que venir. Dimos vacaciones a todo el equipo, y luego cogimos algo más de
personal. Debo agradecer a Alberto Chicote
que me llamó antes de la emisión y me dijo
que tenía que tener en cuenta que la gente iba a hacer un personaje de mí, que tenía
que ser consciente de que yo no cambiaba,
lo que cambiaría sería la gente. Y así fue.