ZOUK MAGAZINE (Versión en Español) NÚMERO 4 | Page 32

“Con 19 años solo estudiaba y trabajaba y por eso creo que me salté una parte de mi vida” alcanzar ese justo equilibrio entre una desbordante creatividad y un respeto a la tradición. La pasión -que incluso lleva tatuada en su mano- está presente en la base de sus platos. Busca sabores intensos, pero orquestados por el producto fresco de temporada, que todas las mañanas acude a buscar al Mercado Central, aunque eso implique cambiar la carta cada semana. Acumula un nutrido bagaje de conocimientos adquirido en innumerables viajes, donde su máxima era recorrer y paladear los sabores propios de cada destino. Hoy, con una propuesta mucho más íntegra y fiel a sí misma, refleja en cada plato del menú un trabajo minucioso del que cuida hasta el último detalle. En la cocina de Begoña hay sensatez y respeto. Puede que sorprenda al lector descubrir la inusual evolución de Begoña, quien, sobre una sólida experiencia, ha logrado hacerse un -gran- nombre entre los mejores de su tierra. Ahora está escribiendo el borrador de su futuro inmediato, y los próximos capítulos prometen estar llenos de sazón. Tu historia no es la de una cocinera al uso, ¿cómo una ingeniera industrial se pasa a la gastronomía y acaba teniendo el respeto y reconocimiento del sector? Yo empecé a cocinar porque necesitaba comer. Es verdad que me encantaría decir que empecé a cocinar porque veía los pucheros de mi abuela, pero mentiría. De hecho lo primero que hice fue montar una expendeduría de pan. Mi madre tenía una y yo monté la mía. La cosa fue bien, así que monté la segunda. Entonces tendría unos 19 años y estaba estudiando ingeniería industrial. Solo me dedicaba a estudiar y trabajar, estudiar y trabajar, ni salía, por lo que creo que me salté una parte de mi vida. Mi tía siempre me decía: “Bego, que no vas a volver a ser joven”, pero yo siempre he sido de trabajar. También había una parte de mí que buscaba experiencias y estaba ansiosa por conocer, así que tras unas vacaciones en Holanda, de las que volví a mediados de agosto, las cosas acabaron en un traslado definitivo al cabo de tres meses: el 10 de noviembre estaba viviendo en Holanda. Un cambio inesperado y rápido Sí, lo fue. De hecho volví a casa solo para traspasar los negocios. Pensé que allí encontraría trabajo de lo mío, algo relacionado con la hostelería. Por aquel entonces no sabía ni inglés ni holandés. Nada de nada. ¿Qué pasó una vez llegaste a Holanda?