ZOUK MAGAZINE (Versión en Español) NÚMERO 4 | Page 26

co. No tanto porque resulte más o menos caro sino, fundamentalmente, porque por ahí fuera, en ese mercado internacional con el que a tantos productores se le ponen los ojos cuadrados, nos van a medir con los equivalentes en precio. Y no estoy seguro de que la comparación sea ventajosa para nosotros. Las pocas opiniones que he tenido de expertos foráneos me han resultado, en más de una ocasión, embarazosas. En España y fuera. No creo que se pueda considerar un gran trabajo de posicionamiento. Cabría pensar en si el Galicia se dan las condiciones para elaborar un gran AOVE. Puede que sí, no lo sé. Y habría que plantearse si, en caso de que éstas no se den, es necesario meterse a hacer un aceite razonablemente bueno cuando en otros sitios pueden hacerlo mejor y venderlo mucho más barato. Es una pregunta para la que en la actualidad no tengo respuesta. Se me ocurre que tal vez si en Córdoba se pusieran a cultivar grelos y a venderlos, como hace aquí algún productor olivarero, como algunos de los mejores grelos del mundo podría ver la cosa desde los dos lados. Tal vez tendría verla mientras escuchaba las carcajadas a mi alrededor, eso sí. De momento confieso que, salvo que alguien me la envuelva mejor, me está costando comprar la burra que me venden en buena parte de los casos. Lo único que tengo claro, tras un buen puñado de años interesándome por el sector (lo primero que escribí sobre Aceiroga es de 2008) y tres meses de trabajo recopilando datos y contactando con buena parte de los implicados, es que a día de hoy no hay información suficiente y la que hay no me tranquiliza. No acuso a nadie de fraude, no puedo ni quiero. Aunque sí que me escaman las cifras, los precios y las procedencias de algunos casos. No hablo como escritor, lo hago como consumidor. Y me irrita ese río revuelto que está dañando de una manera irreparable a un sector, el del olivar gallego, que por minoritario que resulte podría tener un hueco en el mercado en el futuro. Me encantaría decir que el sector aceitero gallego está haciendo las cosas endemoniadamente bien. Pero si tras tres meses no tengo datos sólidos en los que basarme, no sé muy bien en qué tendría que apoyarme para hacerlo. Y lo siento, sobre todo, por quien lo hace de manera honesta, que lo hay. Porque, al final, como siempre, la falta de claridad acaba por perjudicar también, tal vez en mayor medida, a quien trabaja de manera clara. ¿Vale la pena, tras todo este trabajo para intentar encajar el puzzle, comprar aceite gallego? Pues no lo sé, sinceramente. Vete a la tienda, cata, compara con otros de precios similares. Prueba un Castillo de Canena, un Melgarejo, un Venta del Barón, un Basilippo, un Pradolivo o un Marqués de Griñón. Ten en cuenta los condicionantes, los datos que comento en los párrafos anteriores. Y si la respuesta es no es que alguien es muy torpe y el sector olivarero gallego acabará por pagarlo, en términos de imagen, más pronto que tarde. Ojalá la respuesta sea afirmativa. Pero cuando hay que cruzar los dedos y esperar, diría que las cosas podrían pintar mejor.