ZOUK MAGAZINE (Versión en Español) NÚMERO 4 | Page 23

23 mo si hubiera miedo a pillarse los dedos. Se deja entender, pero no se dice claramente que determinado aceite venga de esos olivos o de otros. Y cuando escarbas un poco, toda esa mención de lo autóctono y de variedades ancestrales se traduce en sinopolese, koroneiki, empeltre, frantoio y similares, el almazaras aragonesas, en aceitunas que viajan a Madrid, en denuncias por parte de productores, en hectáreas que, si te fías de los resultados en litros, no manan leche y miel de milagro. La legislación, por otro lado, es la que es y no permite ir más allá de un escueto y excesivamente amplio “Producto de España” si el producto no está amparado por una D.O. Y confieso que la sensación de tranquilidad no crece cuando intento conseguir más datos, cuando cruzo cifras o, cuando por primera vez en mi vida, me piden unos cuantos cientos de euros por fotografiar un olivar. Tal vez las estadísticas oficiales se hayan quedado obsoletas; seguramente hay mucho que matizar sobre lo comentado hasta este punto. Pero con los datos de los que se dispone, con los que las empresas facilitan o en otros casos no comparten éste es el panorama. Como siempre, mayor información, mayor claridad redundaría en beneficio del consumidor, del elaborador que hace las cosas bien y, en definitiva, de un sector todavía en pañales al que cualquier error, incluidos los de comunicación, le puede costar especialmente caro.