ZOUK MAGAZINE (Versión en Español) NÚMERO 1 | Page 82

HISTORIA quedó bien patente en Roma durante el Carnaval de 1761 en un banquete ofrecido por Lord Talow para veinticuatro comensales en el que se consumieron cien botellas de vino. Al levantarse de la mesa todos estaba ebrios menos Casanova y el poeta Poinsinet que sólo había bebido agua”. Listo como el hambre. La edición española de las memorias de Giacomo Casanova son dos tomos que suman más de 3600 páginas entre las que se encuentran grandes tesoros gastronómicos.“Como veneciano le gustaba la polenta y el célebre timbal de macarrones. Y en Francia aprendió a apreciar la caza “faisandé” (pasada) y los quesos fermentados; él decía “de los que tienen habitantes”. Era a su vez un gran amante de la sopa que siempre se hacía servir como primer plato. En su viaje a Londres, en 1763, se quejó amargamente de que los ingleses no tomaban sopa, porque preferían reservar las carne y volatería para oros menesteres y, dado que el Inglaterra tampoco existía la costumbre de tomar postre, Casanova decía que la cocina inglesa no tenía ni pies ni cabeza. En Francia se aficionó al fricassé de pollo, el buey “à la mode”, los pichones “à la crapoudine” o la “matelote” de pescado en cuya elaboración intervenían pescados y mariscos en una salsa de vino tinto. Adoraba los patés de perdiz y de pavo que preparaban rellenándolos de trufas. Disfrutaba de buen apetito, de “ogro”