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lectores de las críticas teatrales, Espinosa
considera que “es el público teatrero que busca
cierta orientación en la amplia oferta de
espectáculos que se exhibe en Buenos Aires”,
pero agrega que también ella posee la intención
“de ganar nuevos espectadores, nuevos
adeptos”.
“El primer destinatario de las críticas son los
lectores del diario, sobretodo aquellos que
suelen concurrir al teatro. Igualmente los artistas
la esperan con ansias y hasta el creador que dice
que no le importa lo
que digan las críticas es
mentira.”, asegura
Gorlero.
Una de las
responsabilidades
mayores de los críticos
teatrales es sostener
una práctica reflexiva al
margen de intereses y
compromisos, siendo
fiel a una ética de la
verdad. En este
sentido, también resulta fundamental para la
crítica escénica que sus profesionales estén en
continúa formación y actualización de modo de
poder abordar el fenómeno dinámico de lo
teatral con todas las herramientas posibles.
“Entiendo que un buen crítico debe actualizar
sus conocimientos permanentemente y estar
abiertos a todas las expresiones artísticas y
culturales”, sostiene Espinosa.
¿Pero existe una ética del trabajo del crítico? En
este sentido, Gorlero considera que “hay éticas
personales. Yo adhiero principalmente a los
mismos principios de la ética periodística en
general. Creo, por ejemplo, que hay que ser
respetuosos con los artistas, no pretender
lastimarlos, pero también ser respetuosos con el
lector que confía en el análisis que uno realiza.
También pienso que no es adecuado dar
sugerencias de cómo se debería hacer tal o cual
cosa, sino que se debe fundamentar las posturas
que uno adopta”.
Por su parte, Espinosa plantea que se debe ser
fiel al propio criterio y confrontarlo con el de sus
colegas. “Evaluar espectáculos no es tarea fácil.