Y digo yo... | Page 16

16 Un mundo de 4.000 caracteres Desde hace bastante se sabe (y se ha repetido bastante para que se sepa) que el texto dramático no es teatro, es literatura (o algo parecido a esta). Literatura incompleta y teatro virtual, posible, a futuro. Las fuerzas de la escena deben nacer y crecer allí mismo. Hay que sostenerlas y no permitirles la emancipación más que a ese instante. Los directores y los actores han devenido demiurgos y la dramaturgia se ha secularizado. Posiblemente todos los escritores/dramaturgos que componen este volumen comulguen más o menos con esta idea, sin embargo ante el pedido de generar un texto con la obstrucción signada por una cantidad azarosa de letras, lo han hecho con entusiasmo. Creo que la cuestión del formato responde, levemente quizás, a 4.000 caracteres. Este es el título de una experiencia promovida por la revista Llegás a Buenos Aires, que fue editada por la editorial INTeatro cuya propuesta concreta (un límite para escribir) es una respuesta directa a una problemática concreta (falta de espacio gráfico para publicar). Publicamos los fundamentos del director del proyecto y uno de los textos seleccionados, del autor Santiago Loza. que hoy los pensamientos más intempestivos van de la ocurrencia al teclado y del teclado a la red. Todo se comenta en forma hiperveloz. Hiperreal. La auténtica época de la transparencia. Baudrillard contento. Sin mucho proceso. Lo pienso, me agrada, lo posteo. Claro que el éxito de la publicación (según la escala Likes) depende de la sagacidad del escriba: breve pero claro, sintético y efectivo. Estos textos también responden a esta lógica. Algunos son de un solo personaje, otros atraviesan varios espacios, otros recortan un momento eterno. Pero todos podrían ser el posteo de un estado interior. En unos años toda la arqueología de la evolución de un sujeto estará escrita en algún perfil. Tanto la curva de sus ideas como la degradación de la imagen de su cuerpo van a