pisci-FAUNIA
Si es que el nombre ya lo dice todo
Pues sí, se ha acabado el verano. Toda una
pena, sea dicho. El ánimo por salir a tomar el sol y
ponerse moreno es incontrolablemente inolvidable.
Pero bueno, mirando el lado bueno de las cosas, hay
que reconocer que esto también tiene su peligro. Y es
que uno que escribe, y que reconoce que tampoco es
Punset, ve como con esas altas temperaturas a uno se
le ha podido derretir un poquillo el cerebro. Tened
cuidado. El peligro de terminar, tras ciertas horas de
fotosíntesis, con la misma capacidad cerebral que Paquirrín a las 7 de la mañana de after es peligroso. Pero
aun así, aún queda cierta parte del cerebro que funciona. Y mala suerte de ello, porque lo que uno se ha
podido encontrar por muchas piscinas y playas-chiringuitos de Benidorm a ciertas horas de solatera es
horrible.
si has visto a alguno de estos:
Vamos, pero una cosa horrible, de verdad. Y
es que cuando te levantas y ves ese hermoso color a
lo “chorizo de cantimpalos” que tiene tu piel, dices,
¿pues ahora qué hago? Entonces te da por levantar la
vista hacia toda la piscina (o playa-chiringuito de Benidorm), y es ahí cuando lo ves: no has ido a darte un
baño, ¡ESTÁS EN EL MISMÍSIMO ZOO! Y es que lo
que ahí te vas a encontrar es una fauna de lo más variopinta. Como nuestra revista es moderna, pero no
tanto, por lo menos te voy a describir lo que te has
podido encontrar, para que te lo imagines, y me digas
El “¡MADRE!” (o “chuloplaya” de toda la
vida): Sí, lo verás, y mientras tienes la baba colgando
del labio, te dará tiempo a gritar “¡Madre mía, lo que
te hacía yo!” cual choni no moderna. Y es que los
“madres” —es decir, el típico que renunció a su cerebro a cambio de hacerlo cuadrados para pegarlo en su
torso—, están bien hechos, ¡están buenos de verdad!
Todos lo reconocemos. Pero no te acerques a él. Seguramente se casó consigo mismo haciéndose un “selfie”
en el espejo del váter de su casa, así, en plan ordinario.
Para darse un gusto al ojo viéndole, bien, pero luego
www.wildandyoung.es
El “palito de cangrejo”: Sí, tienes que reconocerlo. Si te has sentido identificado con el principio
del artículo, eres uno de ellos. Ibas a por el moreno
y te quedaste con el color cangrejo. Pero tranquilo,
si te pones un dedo encima de tu nuevo color, verás
como… ¡Vuelve tu color original! ¿No lo habías probado? Bueno, tras unos segundos de hacer el lelo —
cual Leticia Sabater cantando “odio el control de alcoholemia”—, solo te queda que te recomiende: ponte
unas gafas cuadradas y un sombrero de paja cual
granjero de Cuenca. Serás la comidilla de todas las
modernillas con tu medio-aire “guiri en Benidorm”.
Te volverás adicto a tu nuevo color a lo Peppa Pig, ¡si
todo es sacarle partido!