WALIC Magazine MAG #1 DIC.2014 | Page 19

Mis primeras incursiones de adulto en la bicicleta comenzaron cuando me di cuenta que estaba perdiendo mi dinero en los horarios de gimnasio, simplemente después del trabajo no alcanzaba a llegar o cuando más motivado estaba para entrenar era un domingo o feriado y por consiguiente el gimnasio cerrado.

Un día, buscando alternativas recordé que cuando niño nadie me bajaba de la bicicleta y pensé que ahora tal vez era cosa de probar; me retiré del gimnasio y me gasté el dinero en una bicicleta de montaña comprada en tienda; prestaciones básicas pero suficientes para comenzar. Al otro día inicié mi nuevo pasatiempo deportivo. Al comienzo muerto de miedo porque no entendía cómo funcionaban tantos cambios, era una brutalidad 3x9, ¿qué hago con 27 cambios?, partí a pedalear por las incipientes ciclo vías de Santiago el año 2007. A los pocos días ya me propuse subir el Cerro San Cristóbal y sus amables 4.5km de solo subida, asfaltada claro, casi morí pero no me entregué.

Gradualmente y ya como un desafío personal me propuse hacer menos detenciones y durante algunas semanas estuve solo haciendo una detención en exactamente la mitad del camino. Como todo esfuerzo tiene sus recompensas al poco tiempo ya subía contrarreloj y habiendo reducido mis horribles 45min a 22minutos, además reduciendo las cantidades de agua que solía llevar en el camelback de 2litros a una caramayola de 500cc. casi me sentía de otro planeta. Orgulloso de mí logro.

Esa fue mi actividad deportiva cada vez que llegaba a casa. Era fácil, rápido y los beneficios en mi salud increíbles; dejé de fumar, bajé de peso, comía mejor y mi entusiasmo estaba en al máximo. Solo pedaleaba 70min recorriendo unos 30kms al día y cuando estaba en casa recién estaba despareciendo el Sol del atardecer.

Luego de meses, ya tenía un nuevo grupo de amigos pedaleros y es inevitable que se cree un poco de competencia. Siempre existe el amante del podio y otros que nos proponemos metas más individuales. Aunque si, es inevitablemente que pique el bicho de competir y al año ya estaba bastante más producido de ropa y preocupado de los detalles de la bicicleta que antes consideraba ridículos; los pedales, las zapatillas, la cadena y el peso del todo.

Ya llevo 8 años pedaleando y hoy más que nunca me considero un verdadero entusiasta del deporte y cada vez siento lo maravilloso de mi decisión de pedalear.

Claudio Sepúlveda Streb

Ing. Informatico

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