Según una extendida leyenda española cuya veracidad no está atestiguada por ninguna documentación, al salir de Granada camino de
su exilio en las Alpujarras, cuando coronaba un collado, volvió la
cabeza para ver su ciudad por última vez y lloró, escuchando de su
madre la sultana Aixa como le decía: «Llora como una mujer lo que
no supiste defender como hombre»
Debido a esto ese monte recibe el nombre del Suspiro del Moro, que
hoy cruzan las carreteras que van de Granada a la costa (A-44 y
N-323). Esta leyenda parte de la imaginación del padre Echevarría
que en el siglo XVIII publica el libro Paseos por Granada, donde pretende denigrar la figura de Boabdil.
En su exilio alpujarreño, Boabdil se instaló en la población almeriense de Laujar de Andarax, siendo ésta su última residencia en la
península ibérica.
TEXTO: Antonio Ortega Buendia
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