Virgilio Piñera al borde de la ficción (La Habana: Editorial UH / Letras Cubanas, 2015) | Page 66

TEXTOS POSTUMOS 673
Las tinieblas de la escena ... Esta frase no es una mera metáfora ; por el contrario , quiero expresar con ella que todo autor teatral se mueve en las tinieblas y que es solamente tanteando en ellas que podrá desempeñarse . Ya que el teatro es sinónimo de magia , hay que adivinar por medio de la percepción mágica esas cuantas verdades que habitan en el cuerpo-teatro . Puesto que , al igual que todo cuerpo humano , el teatro es , él también , un cuerpo , con brazos , piernas , cara y un carácter . Es decir , que el teatro es nosotros mismos y solo eso . La única diferencia entre nuestro cuerpo de carne y huesos y nuestro cuerpo-teatro es que el primero es un sujeto pasivo y el segundo un sujeto activo . Si logramos hacer que nuestra pasividad se inserte en aquella actividad , podremos realizarnos en tanto que personas sin su máscara .
He ahí el problema planteado para todos . Una máscara o varias máscaras , tanto da , siempre será cuestión de que esa máscara -o máscaras- nos impide , en tanto que hombres , ser auténticos . Esa máscara -o máscaras- es a manera de bastión -flojo y falso- que nos cosifica . Y esta cosificación nos torna en títeres que se ven a ellos mismos actuando por intermedio de su máscara . Ahora bien , cuando un hombre actúa en la vida por medio de su máscara es , ya , una cosa y , como tal , ya no se puede expresar genuinamente . Todo cuanto dice suena a falso , todo cuanto hace es inautèntico . Solo el encuentro con su cuerpo-teatro puede sacarlo de esa trampa mortal en que está cogido . ¿ Cómo lograr esta fusión ?
En la vida diaria lo que esencialmente hace todo hombre es desempeñar un papel ; desde los papeles más encumbrados a los más humildes , todos los hombres desempeñan el suyo , pero , con muy raras excepciones , saben que están actuando . Y al no saberlo , uno está en la coyuntura de convertirse en una mera cosa , es decir , se cosifica . Pero es que ese hombre tiene , ante todo , si es que quiere preservar su existencia , que saber que todo está parado , y está parado , nada menos , que en el teatro de la vida . Volviendo al origen de la palabra teatro , esto es , mirar , todo hombre tiene que saber mirar y mirarse a sí mismo , en medio de las tinieblas que lo rodean . Su cuerpo de carne y huesos se quedará en única pasividad si él no logra , como decía hace un momento , hacerla sujeto activo en medio de su cuerpo-teatro . Sé que estoy representando en la vida un papel y , al saberlo , estoy en condiciones de valorar mi acto , y si lo valoro le doy un sentido moral , y al dárselo , me estoy salvando y justificando en tanto que hombre . Esta religiosidad de ambos cuerpos -en sí misma una unidad existencial- opera una doble función : ese cuerpo-teatro nuestro , al despojarnos de las máscaras encajadas en nuestro cuerpo de sangre y huesos , nos convierte en otro , en ese Je suis