Virgilio Piñera al borde de la ficción (La Habana: Editorial UH / Letras Cubanas, 2015) | Page 43

Permanencia de Ballagas* Tratemos de establecer lo que significa Ballagas en la poesía cubana. Creo -sin que tenga necesidad de intercalar la aclaración «salvando las distancias»- que a Ballagas se podría aplicar la frase de Hugo sobre Baudelaire: «C'est un frisson nouveau...» No encuentro mejor definición, captación más efectiva que esa frase corta, precisa, concluyente, de Hugo, y, por supuesto, plenamente confirmada. Enseguida pongamos que Ballagas se ubica en esa fila de los «pequeños grandes poetas». En un ensayo, Edmund Wilson habla de los minor writers. Sería error traducir el término por «escritores menores». Se trata más bien de «pequeños grandes escritores». Por último (por supuesto, trataremos de profundizar todos estos aspectos), Ballagas tiene un lugar destacado en la poesía latinoamericana. Cuando nuestro poeta publicó su primer libro de versos -Júbilo y fuga-1 ciertamente La Habana no se «alborotó». Un joven poeta de Camagüey llegaba a la capital con su librito de versos bajo el brazo (de paso diré que este fenómeno del joven de provincias con su librito bajo el brazo es todo una «constante» y sería muy divertido hacer una estadística). En ese librito -que no es despreciable, pero que al mismo tiempo no es apreciable- Ballagas se limitaba (creo que es el verbo exacto, por cuanto nos deja ver que el poeta sería capaz de desbordarse) a jugar con las palabras. ¡Y cómo se divirtió Emilio escribiéndolo, y cuánta pasión de juego puso en él! Es un jugueteo constante desde la primera página a la última: el «viento de la luz de junio» se mezcla caprichosamente con las naranjas «que se mecen en las frondas como sorpresas redondas». Y el climax lúdico, su exasperación, alcanza su punto alto en el «Poema de la jicara». Ha sido tan dicho y redicho, ha servido a tanto recitador -excelente, mediocre o infame- que * 1 N.° 26, La Habana, 14 de septiembre, 1959, pp. 3-5. Emilio Ballagas: Júbilo yfuga, La Cooperativa, La Habana, 1931, 74 pp.