Vida Médica Volumen 70 N°2 - 2018 | Page 25

VIDAMÉDICA / REPORTAJE “E stábamos en medio de una intervención qui- rúrgica prostática cuando el doctor que en- cabezaba el equipo me pidió unas pinzas. Al entregárselas, mis manos tiritaron un poco. Él me dijo ‘deberías irte a tu casa y dedicarte a la cocina’”. La doctora Paola Peña tenía 25 años cuando ocurrió la situa- ción que hasta hoy rememora con incomodidad. Fue en 2014, cuando cursaba su séptimo año de la carrera de medicina y era interna en el Hospital Regional de Coquimbo. “En el lugar había otros dos doctores, más todo el equipo, in- cluidas enfermeras y arsenaleras. Me sentí muy avergonzada, pero nadie dijo nada. Yo tampoco. Estaba normalizado que esas cosas ocurrieran”, cuenta. La doctora no hizo caso y no se fue a la cocina. Hoy, es directora del Hospital San Juan de Dios de Vicuña, una de las facultativas más jóvenes en ocupar ese cargo en todo el país. Desde el año 2015, el movimiento #Niunamenos ha sacado a miles de personas a las calles de decenas de ciudades del mundo con el fin de hacer un llamado de atención ante la { 25 violencia de género representada de su forma más brutal en el alto número de homicidios y ataques contra mujeres de todo el planeta. La aparición de una serie de corrientes en redes sociales como “MeToo” o “Time’sUp”, surgidas tras la denuncia ma- siva de abusos sexuales contra el mayor productor de cine hollywoodense, Harvey Weinstein, historia que se replicó a nivel local tras las duras acusaciones contra el director de televisión, Herval Abreu y el cineasta Nicolás López; la bru- tal violación y homicidio de la joven Argentina Lucía Pérez de solo 16 años; el ataque grupal ocurrido en la fiesta de San Fermín en España a una joven de parte de un grupo autode- nominado “La Manada”; son solo algunos de los hechos que han puesto la temática como una de las preocupaciones más relevantes a nivel internacional. En mayo, fue el turno de las universidades locales, donde las tomas se multiplicaron dando cuenta del profundo malestar por la educación sexista expresada en arraigados comporta- mientos de menoscabo a la mujer, que incluso llegan hasta casos de acoso sexual permanentes y que, en la mayor parte de los casos, quedaban impunes. El debate en diversos espacios sociales se ha tomado la agen- da nacional. Eliminar las brechas salariales, acabar con ho- micidios, agresiones y abusos, fomentar el acceso igualitario a los cargos de poder, avanzar hacia una educación no sexis- ta, dejar de lado el lenguaje misógino, abolir las diferencias de pagos en planes de salud, son solo parte de los cambios que se exigen. Los desafíos alcanzan a todos los niveles y el ámbito de la salud no ha estado ajeno a estas malas prácticas. Es por eso que el Colegio Médico creó una comisión especial sobre el tema y dentro de sus primeras medidas impulsó la campaña #EnSaludTambién, para denunciar situaciones que van desde el humor sexista y humillaciones, hasta acoso. Además, desde junio se comenzó a impartir un curso gratui- to, para incluir una visión de género en la construcción de políticas sanitaras; en la manera en que se evalúa clínicamen- te a las mujeres; y en la forma en que se ejerce y enseña la medicina. La doctora Francisca Crispi es una de las principales promo- toras de este cambio cultural y es la primera encargada de la Comisión de Género y Salud del Colegio Médico. Asegura que estamos ante una gran oportunidad para realizar modi- ficaciones profundas, pero también asume que su implemen- tación tiene que ser en el mediano y largo plazo. Por eso, explica, se debe comenzar, de forma urgente, desde las insti- tuciones y las políticas estatales en la materia. “Los médicos y médicas debemos abordar la violencia de gé- nero como una determinante social de la salud. Que las muje- res tengan condiciones de trabajo precarias, con una brecha salarial indignante, con condiciones contractuales inestables, con discriminación por la maternidad, son factores relevan- tes para que no puedan realizar su vida de manera saluda- ble”, comenta. Además, pone énfasis en “que las mujeres se vean