Vida Médica Volumen 68 Nº2 - 2016 | Page 82

82 Vida Médica DR. Javier Faúndez Salazar, MGZ Hospital de Calbuco “Huella en mi” Ganador Concurso literario “60 Años” Médicos Generales de Zona. De un segundo a otro, la cotidianeidad se transformó en incertidumbre, la costumbre dio paso a un rompecabezas trágico que dejó huella en mí. De un violento golpe recordé los frágiles lazos que sin querer había formado con gente que veía todos los días; o mejor dicho, miraba, sin ver, hasta entonces. Corría la tarde de un turno habitual, cuando una llamada dio inicio a esta historia. Un accidente vehicular con volcamiento. Nada más, esa era la información. Con la sangre fría de ver durante un año como todas las semanas muere alguien en la carretera de Calbuco, esa llamada era una más del montón. Al rato sonó el teléfono nuevamente, tres personas involucradas en el accidente, venían en camino. La baliza roja anunció su llegada, una mujer y su hija; el tercero no venía. La niña no tenía ni un rasguño, pero su madre estaba muy herida. Dos pacientes más, dos desconocidos que necesitaban mi ayuda, dos piezas de esta tragedia que yo seguía sin ver. El rostro de la mujer estaba inflamado, herido, bañado en sangre por culpa de una herida en su frente. Sus ojos tranquilos me inquietaban. - ¿Dónde está mi niña? ¿Mi marido? - Conversé con ella, ella confió en mí. A mis espaldas, comenzaban a asomarse unos rostros por el umbral de la puerta del servicio de urgencias. - La familia - pensé. En el pasillo, esperando la radiografía de la mujer, me saludó el director del departamento de salud municipal, rodeado de unas diez personas, todos conocidos porque había salido con ellos varias veces a las rondas rurales. Ese es un trabajo que me encanta, subirme a la lancha con mi delantal y mi bolso que tiene sólo lo básico; llegar a la posta, donde la gente de las islas me espera ansiosa porque tienen médico una vez al mes; compartir un café con el resto del equipo de salud, mientras por la ventana se asoma un caballo. Ese es un trabajo que me trae a la memoria miles de historias paralelas a esta. Me preguntó por la mujer, por su marido. – ¿qué hace él aquí? Pensé. - Los ojos de los enfermeros, técnicos paramédicos, dentistas, me interrogaban sin darme tregua. Carabineros ya sea paseaba por la urgencia. Más gente del departamento de salud llegaba. A ese cuadro confuso, se agregó mi novia y su jefa, dos rostros pálidos y asustados. - ¿Qué hacen ellas aquí? – Una tercera llamada anunció que el marido de la mujer falleció en el lugar del accidente. Mi novia se acercó a mí, a pesar de que le dije que estaba ocupado. Me traía más piezas del rompecabezas. Ella es educadora de párvulos. Estaba en medio de la ceremonia de graduación de sus niños, rodeada de risas y padres orgullosos, cuando se enteró que una de sus alumnas no había llegado a