JUBILADOS
Generación del ‘54.
C
umplir 60 desde el titulo, cirujano
ya justifica una celebración personal o familiar, pero celebrarlo con
tus compañeros de curso y en el gran número
que lo disfrutamos, adquiere otra dimensión
y amerita alguna reflexión.
N o pretendemos ser excepcionales, pero evidentemente no es un suceso corriente y nos
hace sentir un cosquilleo de un sano orgullo,
pues ello no sería posible sin la presencia de
algunos valores colectivos que responden a
los que recibimos en esa etapa de la medicina
chilena, de preceptos éticos para la práctica
médica ante el entorno de la población que
debíamos atender, y la relación y compromiso ante cada paciente y su propio entorno.
Aún invocamos a Hipócrates: juro por Apolo Médico, y Esculapio, Higesia y Panacea, y
todos los Dioses, para dar cumplimiento…. Y
todo esto en la Universidad de Chile, en ese
tiempo lucero brillante y admirado en toda
América y que disponía un cupo especial
para recibir a los candidatos privilegiados de
cada país hermano.
Aparte la U. de Chile, solo la U. Católica y la
U. de Concepción tenían Escuela de Medicina, pero sus alumnos debían incorporarse
a nuestro curso para terminar juntos los últimos años, ya que el título Médico solo lo
otorgaba nuestra Universidad.
Tuvimos el privilegio y el orgullo de recibir las
enseñanzas de notables Maestros de la Medicina, Alessandri, Armas Cruz, De Amesti,
Garreton, Cruz-coke, Mardones, Restat, Sòtero del Río, B. Viel A. Negme y tantos otros.
En santiago más de veinte calles llevan sus
nombres; de ellos recibimos conocimientos con gran rigor científico junto a amplios
conceptos para responder al privilegio que
el país y la Universidad nos entregaba. En
comunión con el Servicio Nacional de Salud
y nuestro Colegio Médico influimos ante las
autoridades para revertir índices desastrosos en mortalidad infantil, natal y perinatal,
déficit nutricionales que impedían el desarrollo, patologías infecciosas, TBC, etc, etc,
para alcanzar hoy índices semejantes a los
países desarrollados y mucho más ricos que
nosotros.
En esos años no disponíamos del fabuloso
desarrollo tecnológico actual, ni los recursos
terapéuticos de hoy, pero hicimos la mejor
medicina posible con una clínica acusida y
evaluando cada paciente y su entorno social
y familiar. Junto a ello un estudio continuo y
acucido para incorporar oportunamente los
nuevos conocimientos y técnicas.
Nuestro curso fue promedialmente brillante:
sin citar nombres, hemos aportado Decano, Presidente de la Academia de Medicina,
Maestros de Medicina y Cirugía, Presidente
de Asociaciones medicas y de Especialidades, líderes en las regiones, incluso tres senadores de la República. Con ocasión de la diáspora por sucesos políticos de triste recuerdo,
muchos con excelente desempeños por esos
mundos. Y con el retorno a la democracia,
como no recordar una de nuestras reuniones
en los salones del Congreso Nacional, con los
relatos emocionantes y hermosas experiencias.
A lo largo de este período nos hemos reunidos mas de una docena de veces: Reencuentros, recuerdos, lazos comunitarios, Respeto,
Amistad, Cariño, y la sensación que lo hemos
hecho bien, que hemos cumplido con Chile y
los Chilenos.
Noviembre 2014.
Dr. Luis Cueto Sierra
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