Vida Médica Volumen 67 Nº2 - 2015 | Page 53

JUBILADOS Generación del ‘54. C umplir 60 desde el titulo, cirujano ya justifica una celebración personal o familiar, pero celebrarlo con tus compañeros de curso y en el gran número que lo disfrutamos, adquiere otra dimensión y amerita alguna reflexión. N o pretendemos ser excepcionales, pero evidentemente no es un suceso corriente y nos hace sentir un cosquilleo de un sano orgullo, pues ello no sería posible sin la presencia de algunos valores colectivos que responden a los que recibimos en esa etapa de la medicina chilena, de preceptos éticos para la práctica médica ante el entorno de la población que debíamos atender, y la relación y compromiso ante cada paciente y su propio entorno. Aún invocamos a Hipócrates: juro por Apolo Médico, y Esculapio, Higesia y Panacea, y todos los Dioses, para dar cumplimiento…. Y todo esto en la Universidad de Chile, en ese tiempo lucero brillante y admirado en toda América y que disponía un cupo especial para recibir a los candidatos privilegiados de cada país hermano. Aparte la U. de Chile, solo la U. Católica y la U. de Concepción tenían Escuela de Medicina, pero sus alumnos debían incorporarse a nuestro curso para terminar juntos los últimos años, ya que el título Médico solo lo otorgaba nuestra Universidad. Tuvimos el privilegio y el orgullo de recibir las enseñanzas de notables Maestros de la Medicina, Alessandri, Armas Cruz, De Amesti, Garreton, Cruz-coke, Mardones, Restat, Sòtero del Río, B. Viel A. Negme y tantos otros. En santiago más de veinte calles llevan sus nombres; de ellos recibimos conocimientos con gran rigor científico junto a amplios conceptos para responder al privilegio que el país y la Universidad nos entregaba. En comunión con el Servicio Nacional de Salud y nuestro Colegio Médico influimos ante las autoridades para revertir índices desastrosos en mortalidad infantil, natal y perinatal, déficit nutricionales que impedían el desarrollo, patologías infecciosas, TBC, etc, etc, para alcanzar hoy índices semejantes a los países desarrollados y mucho más ricos que nosotros. En esos años no disponíamos del fabuloso desarrollo tecnológico actual, ni los recursos terapéuticos de hoy, pero hicimos la mejor medicina posible con una clínica acusida y evaluando cada paciente y su entorno social y familiar. Junto a ello un estudio continuo y acucido para incorporar oportunamente los nuevos conocimientos y técnicas. Nuestro curso fue promedialmente brillante: sin citar nombres, hemos aportado Decano, Presidente de la Academia de Medicina, Maestros de Medicina y Cirugía, Presidente de Asociaciones medicas y de Especialidades, líderes en las regiones, incluso tres senadores de la República. Con ocasión de la diáspora por sucesos políticos de triste recuerdo, muchos con excelente desempeños por esos mundos. Y con el retorno a la democracia, como no recordar una de nuestras reuniones en los salones del Congreso Nacional, con los relatos emocionantes y hermosas experiencias. A lo largo de este período nos hemos reunidos mas de una docena de veces: Reencuentros, recuerdos, lazos comunitarios, Respeto, Amistad, Cariño, y la sensación que lo hemos hecho bien, que hemos cumplido con Chile y los Chilenos. Noviembre 2014. Dr. Luis Cueto Sierra 53