Vida de San Juan Bautista De La Salle VIDALASALLE | Page 2

YO JUAN BAUTISTA DE LA SALLE RAICES Y ALAS  PRIMEROS PASOS Hola. Me llamo Juan Bautista De La Salle. Nací en Francia en un momento histórico bastante diferente del que tú vives hoy. Fue un 30 de abril de 1651. Como ves, hace más de trescientos cincuenta años. Los historiadores llaman a esta época la Edad de Oro del Gran Monarca Luis XIV La ciudad de Reims, famosa por sus vinos, sus telas y su catedral, me vio nacer y gatear mis primeros pasos. Europa era entonces un rompecabezas de reinos en constantes luchas entre sí. Había países católicos como Francia, España, Austria e Italia; países protestantes como Alemania y otras regiones del norte. Yo nací en Francia, así que soy católico. Durante mi infancia, mi país se recuperaba de las heridas de una guerra civil y religiosa. En Reims había pocos protestantes y yo no entendía muy bien las razones de por qué muchos grupos políticos y religiosos no conseguían ponerse de acuerdo. De niño me encantaba el ajetreo de la gran ciudad, disfrutaba con las procesiones organizadas en honor de San Remigio tras la epidemia de 1659; me gustaba ir de compras con mis hermanos pequeños y amigos, ver los fuegos artificiales lanzados con motivo del tratado de los Pirineos o correr detrás de los carruajes de los novios, camino de la catedral de Nuestra Señora. También me gustaba el vino. Lo llamábamos."champagne" porque se producía en la región de Champagne, que era donde yo vivía. Seguro en tu país el champagne sólo se sirve en las grandes ocasiones; en mi tiempo, lo tomábamos todos los días de la semana. Así pues, fui un joven de ciudad, y cuando años más tarde fundé las Escuelas, preferí las ciudades a los pueblos pequeños, porque en ellas siempre había más cosas que hacer, más gente que conocer, y también mayor miseria y necesidad. Tuve una familia estupenda, unos padres, abuelos, hermanas y hermanos encantadores. Mi padre era juez siempre se mostraba compasivo con los acusados, y creo que su afición a la música y a las artes le hacía sentirse más sensible aún hacia la gente que juzgaba. Era, de verdad, un hombre justo en todo el sentido de la palabra. Mi madre fue también una gran mujer, siempre preocupada y amante de su familia. Mis abuelos maternos fueron de esa clase de abuelos que todo niño debería tener en su vida, siempre transmitiendo