Vida de San Juan Bautista De La Salle VIDALASALLE | Page 17

Procuraba escribir a cada uno al menos una vez al mes. Si hubiera vivido en tu tiempo habría sido más fácil con el teléfono o por internet. Algún biógrafo se ha molestado en contar las cartas que escribí y dice que fueron unas 18000. Tal vez sea verdad, ¿quién sabe? De todos modos, procuraba que fueran cartas llenas de aliento. Sus respuestas también me daban ánimos a mí para seguir adelante. Era algo así como un acompañamiento espiritual por correo, pero yo prefiero considerarlas como correspondencia entre amigos y Hermanos. Además, ya que viajar era tan dificultoso, esta forma de comunicación era práctica, afectuosa y barata. Durante los inviernos de 1694 y 1695, cuando el reumatismo me tenía inmovilizado, empecé a escribir libros de una manera más continua. A partir de esa fecha y hasta mi muerte, dediqué un gran esfuerzo y tiempo a esta labor de escribir o revisar ediciones de nuestros libros. Se puede decir que este cometido se convirtió en mi principal ocupación, una ocupación que me exigía la buena marcha de las escuelas y de las comunidades. En total, se puede hablar de una docena de libros. Algunos de éstos fueron fruto del esfuerzo común de todos los Hermanos, como es el caso de las "Reglas" para nuestra vida religiosa y la "Guía" para el Buen Funcionamiento de las Escuelas. Todo lo que se dice en estos libros ha sido experimentado y ha estado sujeto a correcciones y mejoras durante unos 40 años. Me preocupaba, en especial, la vida de oración de los Hermanos y de los alumnos. Para los primeros escribí un método de oración mental y varios libros de meditación; y para los segundos, libros con oraciones. Deseaba que los Hermanos fueran capaces de grabar la Palabra de Dios en sus corazones y en los de los niños a quienes enseñaban. Quería que todos profesaran igualmente un sincero amor por la Madre de Dios y por San José, a quien propuse como patrono de nuestro Instituto. Para evitar que la enseñanza fuera pesada y tediosa, compuse letras de canciones religiosas utilizando melodías populares de amor o de fiestas. También envié a la imprenta libros de texto, siempre con la ayuda de los Hermanos. Algunos de éstos se vendieron muy bien, en especial un catecismo en tres volúmenes del que se hicieron más de 250 ediciones. Otro muy popular, con más de 100 ediciones, fue el que redacté sobre "Reglas de Cortesía y Urbanidad". El escritor inglés Matthew Arnold dijo que a este libro se le podía considerar como un pequeño clásico. ¿Qué te parece?