Vida de San Juan Bautista De La Salle VIDALASALLE | Page 15
Nunca faltaron dificultades
Poco a poco seguíamos abriendo más y más escuelas sin que faltaran
dificultades de todo tipo. Al principio, cuando era más joven, me sentía con
fuerzas para sacarlo todo adelante, pero con los años, el cansancio se iba
acumulando sobre mis espaldas. De verdad te digo que nunca faltaron
problemas. A veces luchaba incluso contra los párrocos para que pagaran el
salario prometido a los maestros. Cuando no estaba declarando en un juicio
para evitar pagar multas injustas, estaba recuperando el mobiliario escolar que
nos había sustraído otro juez, o reparando el que nos habían destruido
vandálicamente los maestros que nos odiaban. Un obispo nos criticaba y me
mandaba llamar para que le explicara nuestra manera de vestir, otro para que
le justificara por qué no enseñábamos en latín. Dos días antes de mi muerte,
aún estaba citado a un juicio.
Con frecuencia, algunos de los sacerdotes que nos contrataban se
entrometían en la marcha de la escuela o de la comunidad, con el fin de
hacerse nuestros jefes y convertirnos en una simple congregación diocesana
que ellos pudieran manipular a su antojo. Lo que más me dolía, y me hacía
perder la confianza, es que muchas de estas persecuciones eran causadas por
gente buena que no llegaba a comprendernos.
En nuestras escuelas no se cobraba absolutamente nada a nadie pero se
enseñaba bien. Con el tiempo, no sólo los pobres, sino también algunos que no
lo eran tanto, llamaron a nuestras puertas. Los maestros que cobraban nos
denunciaron por ello. Un juez me sentó en el banquillo de los acusados como
responsable de nuestra Asociación y nos condenó a enseñar sólo a los muy
pobres. El problema estaba en cómo diferenciar exactamente a los pobres de
los muy pobres. No nos parecía justo que alguien quedara fuera, si deseaba
venir. En nuestras escuelas gratuitas, los niños iban aprendiendo a convivir
unos con otros como hermanos, superando las barreras que las clases sociales
establecían.
En uno de esos juicios, aparentemente fácil de ganar, perdí bastante dinero
cuando un amigo mío rehusó declarar a mi favor. Fue un verdadero golpe bajo
y me dolió muchísimo porque aquel dinero pertenecía a los pobres. A pesar de
todo esto, los padres seguían trayendo sus hijos a nuestras escuelas porque las
creían las mejores.
No desearía aburrirte con mis problemas de salud, pero ésta empeoraba por
días y, tal como te pasa a ti, me pasaba a mí. Las cosas no se ven de igual
manera cuando se está sano que cuando se está enfermo. Los dolores del
reuma, que contraje cuando me caía la fosa con el caballo el día de la tormenta