CIENCIA Y FE
por Joseph Tkach
U
n artículo reciente del Wall
Street Journal (WSJ) citaba
una encuesta mostrando que el
51% de los estadounidenses no
creen que el universo empezara por sí
mismo, de la nada, con un “big bang”.
Lo que más me sorprendió sobre el artículo fue su honestidad al explicar porqué tantos no creían en la teoría del big
bang, que es el modelo prevalente en
cosmología para explicar el comienzo
del universo. El artículo del WSJ decía
esto:
“Los culpables pueden ser los ‘científicos ateístas’, un grupo pequeño pero
muy vocal de pensadores que usan la
ciencia para afirmar que no hay Dios.
Algunos argumentan que el universo vino a la existencia por sí mismo. En particular el libro de 2012, A Universe from
Nothing – Un Universo de la Nada, del
físico Lawrence M. Krauss insiste que el
big bang sucedió dentro de un completo
vacío, y por lo tanto no hay necesidad
de un ‘Dios’. Pero la presuposición clave
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de la conjetura del señor Krauss está
falta y en contra de la cosmología moderna.
El big bang no sucedió en la “nada”.
Tuvo que iniciarse en alguna clase de
medio preexistente, conocido por los físicos como la “espuma quántica, aunque
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no sabemos que es exactamente” .
Aunque, como se dice en el artículo,
la teoría asume que algo preexistía al
big bang, pero Krauss y otros científicos
ateos no quieren dejar espacio para
Dios en su pensamiento. Ese punto de
vista me recuerda la vieja canción de Billy Preston, “Nothing from Nothing” [Nada de la nada], una idea mucho más
consistente con la teoría actual del big
bang ¡que con cualquier interpretación
ateísta!
La idea del big bang fue concebida
por vez primera en 1927 por el sacerdote católico romano, Georges Lemaître,
que también era un astrónomo y físico.
Hasta entonces la teoría aceptada era
Verdad y Vida Octubre – Diciembre 2016
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