y social. Es encontrar un intersticio, una posibilidad de generar posibles diálogos, recuperando
la escuela como lugar de encuentro, dando lugar a las voces de los verdaderos protagonistas
del encuentro educativo: los niños y las niñas.
Cuando los docentes están ocupados en Educar para la Paz, desde el Jardín de Infantes se
habla, se piensa y se siente la Paz. La Fundación Centro Internacional de Educación y
Desarrollo Humano CINDE – UNIVERSIDAD DE MANIZALES, (www.cinde.org.co) ha
desarrollado un Programa Niños y Niñas constructores de Paz, (https://youtu.be/dywJ-
OSEeEo) mediante el cual (por ejemplo en Colombia) van abordando algunos interrogantes
¿cómo entienden los niños y niñas su vida en la Escuela?, ¿cómo entienden las dinámicas
de violencia que viven a diario?, en un trabajo articulado con las familias y todos los actores
sociales con los que transcurren las vidas de los niños y niñas de Colombia.
Sintetizamos algunos puntos relevantes del Manifiesto que el Comité Científico de la III Bienal
promulgó y que merecen nuestra reflexión.
“Instamos a Educadores a que reconozcan que las pedagogías deben pensar otras
educaciones que desmitifiquen las escuelas como los únicos espacios de la educación y que
abran las puertas a la comunidad y constituyan espacios de re-existencia a través de la
recuperación de la memoria, la lúdica, las poéticas, las emociones y que se pregunten por el
tipo de saberes que se están configurando y su relación con los contextos, si reconocen a las
comunidades como instancia de validación del conocimiento científico, sobre cómo se
recupera el conocimiento popular, las voces de los niños, niñas y jóvenes para hacer visibles
las riquezas de sus saberes y sus sentires.
Se requiere poner en marcha una praxis educativa revolucionaria que implica pensar en el
papel social del maestro como un pedagogo social, que comprende las realidades sociales y
la necesidad de formar en prácticas ciudadanas, democráticas y políticas, que reconoce la
diversidad y atiende la diferencias y que genera procesos investigativos con y por las
comunidades y los individuos.”
Estos puntos del manifiesto nos invitan a preguntarnos ¿propiciamos actividades en la
Institución que abren las puertas a la comunidad? ¿De qué manera lo hacemos? ¿Son
partícipes o simples espectadores? ¿Cómo nos comunicamos con las familias? ¿Investigamos
y nos reconocemos en el contexto social de la Institución?
Siguiendo este análisis, pensar la re-existencia significa pensar la vida, no pensar que
nuestros niños y niñas sobreviven, que nosotros sobrevivimos, sino pensar que algunos niños
que asisten a nuestros Jardines y Escuelas, tienen muchas vidas vividas, que nos llevan
ventajas en el sufrimiento, que saben de desigualdades, de violaciones, que merecen un
adulto en donde poder anclar sus emociones, un adulto que facilite su tránsito por la infancia,
que simplemente gestione la ternura y la paz.
Es posible que se pregunten ¿qué contenidos voy a trabajar en un Proyecto de Educación
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