Travesías didácticas Nº 30 • Abril 2019 | Page 39

observación poniendo la mirada en los participantes del juego y en el juego mismo para comprender lo que allí sucede y en consecuencia intervenir: si es necesario facilitar la organización del juego, ayudar a encauzarlo, enriquecerlo o bien a sostenerlo. La intervención docente será para movilizar roles, señalar aquellas cuestiones de la realidad que no aparezcan, marcar los tiempos del juego, recordar las reglas convencionales, ofrecer nuevos objetos y materiales, variar las consignas de juego. La intervención en el momento de evaluación del juego, centrada en que cada grupo pueda pensar en sus propios proyectos de juego identificando los aciertos, las dificultades, los obstáculos y/o carencias, consistirá en brindar ayuda a los niños y niñas a poner en palabras el pensamiento y reflexión acerca de lo jugado. Finalmente, al momento de ordenar, la intervención tendrá sentido en la propuesta si el/la docente interviene para facilitar el accionar autónomo de los niños y niñas, acompañando desde la mirada, desde la palabra, y desde una actitud cooperativa que enseña. … y hablemos del Juego Libre en Sectores: Sabemos que este formato de juego es el que más presencia tiene en las salas del jardín a pesar de no estar enunciado en los Lineamientos Curriculares junto con los otros, justamente por no ser considerado un juego con intencionalidad educativa. Se lo entiende como un tipo de “juego libre” porque no carga con la intención didáctica en su propuesta, lo que hace que se desligue de los contenidos de enseñanza y de la intervención docente. Desde ya que ello no significa que no tenga que planificarse, ni que la docente no haga intervenciones. Este formato de juego se incluye en la planificación didáctica como una propuesta de juego espontáneo y el/la docente interviene cuando la situación lo amerite, por ejemplo, para ayudar a resolver alguna situación de conflicto que impida a los niños/as desarrollar el juego. En este tipo de propuesta, se ofrece un tiempo y un espacio para jugar, con materiales a disposición del grupo para que los niños y niñas elijan con qué llevarlo a cabo. Estos materiales están en los sectores y no hay ninguna consigna para desarrollar el juego más que la invitación a jugar. La pregunta tal vez sería, ¿para qué y por qué lo hacemos? Muchas veces llevamos adelante propuestas porque sabemos que “hay que hacerlas” ya que así nos lo han enseñado, o porque “siempre se hicieron”, pero pocas veces nos detenemos a pensar en el por qué y para qué de esta propuesta lúdica. La razón y el sentido de la misma, lo podemos encontrar en propios niños y niñas, cuando al verlos jugar observamos cuáles son los intereses que los mueven, cómo resuelven situaciones, cómo interactúan con los otros, qué eligen y qué no, cómo ocupan el espacio, cómo se expresan, cómo distribuyen el tiempo y las tareas a realizar… en palabras de Laura Pitluk (2006), el Juego Libre en Sectores “Debe ser entendido como un espacio propicio para la observación, la integración con los niños en sus juegos y los intercambios entre ellos” 9 , creo 9 Pitluk, Laura (2006) La planificación didáctica en el jardín de infantes. Las unidades didácticas, los proyectos y las secuencias didácticas. El juego trabajo. Cap.5, pág. 99, Ediciones Homo Sapiens. Rosario. 37