Travesías didácticas Nº 30 • Abril 2019 | Page 19

• la incorporación del maestro varón para conformar una pareja pedagógica en la coordinación de cada grupo, • el abordaje de la tarea desde la perspectiva grupal para pensar el aprendizaje compartido, • la observación del propio grupo como estrategia de seguimiento y de toma de decisiones por parte de los docentes, • la enseñanza organizada a partir de la instrumentación de proyectos de juego y proyectos de trabajo para desarrollar diferentes contenidos, • aulas estructuradas como talleres de experiencias, • materiales distribuidos en zonas de ordenamiento, accesibles a los niños y niñas y trasladables, • reuniones de personal semanales pagas realizadas en horario intermedio para facilitar la participación de todos los docentes, • asesoramiento pedagógico, que incluía la observación del trabajo en las salas por parte de los directivos y reuniones posteriores con la pareja pedagógica. Vamos a detenernos en algunas de estas variables desde la perspectiva de un docente que transitó la experiencia. En relación al agrupamiento: El proyecto Panambí revierte la lógica de la homogeneidad. Se promueve la organización de un sistema de convivencia grupal lo más semejante a la realidad cotidiana en donde los niños coexisten en los ambientes en los que circulan con otros niños de edad diversa. Allí aprenden la vida. Resuelven las dificultades, defienden sus puntos de vista, realizan alianzas, comparten, aprenden de los otros, colaboran, ayudan y son ayudados. La modalidad del trabajo partía de crear condiciones donde los pequeños aprendiesen a resolver los conflictos y a manejarse con progresiva y relativa autonomía en escenarios similares a los de la vida fuera de la escuela. Los grupos estaban conformados de acuerdo a las salas por niños de 2 y 3 años o bien por pequeños de 3,4 y 5. Se evaluaba a fin del ciclo lectivo la pertinencia o no de la continuidad de la pareja de coordinación en el siguiente ciclo. 17