la multiedad. Un ejemplo de esto es la organización de los momentos de “abrir las puertas”.
Cada día, en un horario establecido, se propone a los pequeños integrarse a propuestas que
se desarrollan en diferentes escenarios. Las actividades son coordinadas por alguno de los
maestros y los pequeños conocen con anticipación de qué se trata cada una. Eligen sabiendo
que habrá otras oportunidades para seleccionar algunas de aquellas por las cuales no opte
ese día. Y lo saben porque esta dinámica está incorporada como rutina, o sea, como parte de
la modalidad del jardín. Las propuestas son variadas, planificadas con anticipación y tienen
continuidad en el tiempo (se sostienen por ejemplo a lo largo de 4 semanas) Contemplan
actividades artísticas – expresivas, literarias, de exploración de materiales y construcción, por
ejemplo. La forma de trabajo toma como referencia el encuadre metodológico de las escuelas
Reggio Emilia.
Esta propuesta de Puertas abiertas tiene su anclaje también en Argentina: desde hace más
de 10 años, algunos jardines comunitarios de la Ciudad de Buenos Aires, pertenecientes al
Programa Primera Infancia lo han adoptado. Veamos un ejemplo:
“Puertas abiertas” en El Globo Rojo
Se trata de un jardín comunitario de gestión asociada ubicado en el DE 19 y que recibe a niños
de 45 días a 3 años. Incluye en su propuesta pedagógica esta modalidad de trabajo. Los niños
de uno, dos y tres años aprenden a elegir. Comparten con otras maestras y maestros
escenarios lúdicos preparados especialmente para ese momento donde se desarrollan
actividades seleccionadas, desafiantes y muchas veces novedosas (los maestros evalúan
previamente la pertinencia de incluir material desconocido por los pequeños y cómo hacerlo).
La modalidad se instrumenta desde mediados del ciclo lectivo y se despliega a partir de una
planificación detallada del equipo docente que tiene en cuenta:
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Los momentos de los grupos y las cuestiones individuales de los pequeños,
la preparación de los ambientes y su reorganización,
las propuestas más convenientes y
la decisión acerca de qué docentes van a coordinar cada espacio de trabajo.
Todo el jardín participa: maestras y maestros, personal de cocina y colaboradores del jardín,
e inclusive padres en ocasiones, se involucran en la organización y colaboran luego en el
desarmado de los escenarios. Conocen lo que se va a hacer y están a disposición para
colaborar si la situación lo requiere, por ejemplo, asistiendo a los que necesiten ir al baño o
bien, acompañando y planteando alternativas a quien no desee participar de la actividad (a la
manera de maestro/a volante, con una mirada abarcativa del conjunto de las propuestas).
La evaluación posterior muestra que los pequeños van desplegando poco a poco su
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