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Con ese concepto en mente, nos llega la cuestión siguiente: ¿Obtienen los injustos más beneficios, más poder y más felicidad que los jus- tos? Mi respuesta no contradice sino que modifi- ca la pregunta, y es la siguiente: Los injustos que manifiestan una injusticia que en todo momento es perfecta, ¿obtienen más beneficios, poder y fe- licidad que los justos? El factor decisivo que cam- bia por completo la idea anterior es el concepto de “la injusticia perfecta”. Una injusticia que no deja espacio para el remordimiento, error o re- primenda y al mismo tiempo beneficia al injusto. Sin embargo, esta injusticia “perfecta” es estric- tamente teórica ya que difícilmente es el injusto capaz de controlar todos factores externos hasta el punto en el que su injusticia alcance la perfec- ción. Por ejemplo: Considerando el hurto de un lápiz al compañero, la injusticia puede ser perfec- ta mientras el compañero que sufrió el robo no sospeche y el ladrón saque provecho del lápiz; en este ejemplo simple, la injusticia es perfecta. Sin embargo, si alguien fuese a robar dinero al mismo compañero, digamos doscientos mil guaraníes, es más probable que el compañero reclame, el la- drón quede paranoico, sienta remordimiento o sea atrapado. Esto hace que la injusticia no sea perfecta e implica que, cuanto más sustancial sea la injusticia, más probable es que falle. Aun así, con una perfección casi inaccesible, los injustos sufren de otro síntoma decisivo: la incapacidad de mantener acciones entre sí. El planteamiento es estrictamente lógico y de- muestra lo siguiente: Si los injustos manifiestan su injusticia ante los individuos justos y el resto de la sociedad, ¿qué les detendría de manifestarla ante el prójimo injusto? Esto hace que el injusto destruya cualquier asociación o grupo en el que se encuentra. De la misma manera, podemos ver que otros intelectuales analizan el concepto de la justicia y siempre llegan a la misma conclusión, desde Pla- tón hasta George Edward Moore la respuesta es consistente: es mejor ser justo. Antiguamente ve- mos a Marco Tulio Cicerón, un hombre conside- rado la personificación de la virtud en su tiempo, quien argumentó enfrente al senado romano que hay beneficios directos de la justicia, pero por en- cima de ellos va la prevención de penas que trae la injusticia. Cicerón elaboró este concepto en un discurso político con una frase imperecedera, “La justicia no espera ningún premio. Se la acepta por ella misma” (López). Otro autor más contempo- ráneo que evalúa el concepto de la justicia de la misma manera es G. E. Moore que en su libro Éti- ca concluye que “[modos de obrar justos] siempre producen los mejores resultados”. En síntesis, la injusticia, en su esencia y por más tentadora que sea, guía al remordimiento, el castigo y la vergüenza, destruyendo la colectivi- dad e incitando la pena y la decepción. Por eso debemos siempre tener en cuenta la virtud, la limpia conciencia y los buenos resultados que nos provoca el ser justos. B ibliografía - L ópez , L uis M anuel . “M arco T ulio C icerón .” L uis M anuel L ópez , 14 O ct . 2017, portalclasico . com / marco - tulio - ciceron . - M oore , E dward G eorge . É tica , M ind , 1912. - P latón . L a R epública . S ergio A lbano ( traductor ). A rgentina : G radifco , 2007. I mpreso . - T ojeira , J osé . “U n P oco M ás S obre L a I njusticia | SICSAL: A rtículos y N oticias .” S icsal . net , SICSAL, 18 M ay 2007, sicsal . net / articulos / node /236. Travesía • revista estudiantil 31