The Cllermont School | Page 11

Al entrar al salón, vemos a nuestros amigos. Ellos son seres maravillosos que, más que pasar el tiempo con nosotros, se vuelven el motivo de nuestra alegría y amor. Cuando hemos llorado, ellos nos han prestado sus hombros; cuando reímos, ellos se regocijan con nosotros. Muchas veces no se los decimos, pero en nuestros corazones siempre está ese sentimiento de agradecimiento, de pensar y poder decir: ‘realmente soy afortunado al estar con estas personas que amo’.

Luego, en el almuerzo y los recreos, tenemos la bendición de poder compartir nuestros alimentos con nuestros amigos, a veces sin pensar que hay un equipo de personas que, mientras nosotros estamos en clase, se dedican a mantener este espacio limpio, preparar la comida y asegurarse de que toda la logística se desarrolle de forma impecable.

Todas estas cosas son pequeños milagros. Entonces, ahora quiero preguntarles: si la probabilidad de que estemos vivos hoy es de una entre un diez con 2’700,000 ceros a la derecha, ¿Cuál es la probabilidad de que, aún con un milagro tan poco probable como el de la vida, todavía se nos sumen infinidad de bendiciones? Nuestras vidas, en palabras simples, son una serie de improbabilidades que, de alguna forma u otra, se nos conceden. Por eso debemos agradecer.

The Clermont School

Laura Gil Chovil

Undécimo Grado

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