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CLARA PEETERS Mi vida Fuí una pintora que desde muy joven trabajé en un género que me gustaba mucho,el bodegón. De mi vida se conocen muy pocas cosas, en un registro de bautismos de Amberes del año 1594 figura mi nombre y que comencé pintando de manera profesional con doce o trece años. No fuí un caso aislado, porque las mujeres en los Países Bajos nos beneficiamos del cambio social promovido por el ascenso de la burguesía, en un ambiente social en el que el desarrollo económico y el entorno religioso protestante nos puso menos que en otros lugares para desarrollar nuestro propio trabajo. Mis primeros trabajos fechados comienzan en 1607 y pinté muy poco después de realizar mi última obra fechada en 1621, “La Virgen y el Niño dentro de una corona de flores”. En la actualidad no se conoce con certeza la fecha de mi muerte. Mi estilo. No existen registros con mi nombre, ni en los gremios de pintores de Flandes ni de Holanda. El gremio de Amberes ya había comenzado a incluir mujeres desde 1602, por lo que bien podría haber sido registrada, y de hecho dos de mis paneles contienen marcas de Amberes. Las únicas evidencias son, entonces, mis admirables obras firmadas y fechadas entre el año 1607 y 1621. En la mayoría de mis trabajos, dispongo los objetos sobre una mesa: ramos de flores exóticas, lujosas piezas de platería, variedad de alimentos como frutos secos, platos reposteros, todo sobre un fondo oscuro. En algunos de mis objetos de metal se ve reflejado mi autorretrato en miniatura, lo que puede ser tomado como una firma adicional. Artistas contemporáneos creen que fui una de las pintoras más desconocidas por ser mujer. De hecho, en la obra de Wendy WassersteinThe Heidi Chronicles, mi infravalorado estatus debido a mi sexo es señalado en la primera escena. Grupo de Mujeres AAVV Barrio Zofío 8 de marzo de 2014 Contexto Siglo XVI, una época de contrastes, reformas y contrarreformas, lo religioso y lo profano se mezclan, se descubren mundos y se amplían horizontes, la revolución científica transforma las ideas medievales y sienta las bases de la ciencia moderna, Miguel Ángel supera los límites de la arquitectura construyendo la cúpula más alta del mundo en la Basílica de San Pedro en Roma... ¿Y qué ocurría en España en esa época? Felipe II fue el rey que gobernó durante la segunda mitad de siglo los territorios que hoy conocemos como España y un gran imperio donde decían que nunca se ponía el sol, convirtiendo a una pequeña villa como Madrid en su capital, decisión que transformó nuestra ciudad y la impulsó a crecer de una manera vertiginosa, sentando las bases del Madrid actual. La leyenda negra que se forjó sobre él en el norte de Europa, debido a los conflictos religiosos e independentistas, nos ha dejado la imagen de un monarca rígido, conservador y oscuro. Nada más lejos de la realidad, pues Felipe II fue un príncipe del Renacimiento. Se cultivó en sus viajes durante ocho años por Europa, que le convirtieron en un hombre sensible y refinado amante del arte y la cultura. Cuando regresó a España, trajo consigo todo ese bagaje y creó una Corte donde se congregaron los mejores artistas de la época, que nos han dejado un legado hoy visible, por ejemplo, en el Monasterio de San Lorenzo del Escorial. Fue un coleccionista incansable de libros y de obras de arte, tendencia que luego continuaría su nieto Felipe IV. El Museo del Prado debe buena parte de su fondos a este amor por el arte del rey Felipe II. Sus favoritos fueron los pintores Tiziano y El Bosco, de cuyos cuadros se rodeó en los últimos momentos de su vida. En esa Corte de intelectuales, artistas, licenciados, filósofos y escritores, tuvo cabida una mujer, Sofonisba Anguissola, cuyos retratos nos asombran con el estudio psicológico de los personajes. Las dos primeras pintoras viven en este contexto histórico renacentista, y la tercera, flamenca de cuna, pertenece más al siglo XVII, siglo de crisis, siglo barroco, siglo de oro de la pintura holandesa de Flandes, en la que se se enmarca su obra.