Tango y Cultura Popular ® N° 160 | Page 35

Los Cafés de calle Corrientes sociales: “cajetillas” y guapos. A esta esquina, el escritor Celedonio Flores le escribió una sonatina; y una de sus estrofas apunta: Esquina porteña, tu rante canguela se hace una “melange” de caña, gin fitz pase inglés y monte, “bacará” y quiniela, curdelas de grapé y locas de pris. Café Guaraní: Estuvo en la misma esquina y también fue netamente tanguero. Este café, todas las noches tenía reservada una mesa para Carlos Gardel y José Razzano, que actuaban en el Teatro Esmeralda -hoy conocido como el Maipo-. Bar de Rosendo: Estuvo en la esquina de Corrientes y Esmeralda. Reagrupó a toda una troupe de políticos, periodistas y escritores; hasta que se produjo el ensanche de la avenida y con dicho acontecimiento desapareció. Fue contemporáneo del cine Empire y del Cabaret L’Abaye, de Esmeralda al 500; y contó con la presencia de Bartolito Mitre y Vedia, Eustaquio Pellicer, José S. Álvarez (Fray Mocho), mientras meditaban la aparición de la revista de mayor trascendencia en Buenos Aires, “Caras y Caretas”. (El 8 de octubre de 1898 aparece el primer numero). En este mismo bar nacieron también las revistas “El Hogar” y “Mundo Argentino”. La Richmond: Ubicada en Florida y Corrientes. Desde siempre, supo ser un café literario; albergó a figuras de la talla de Horacio Quiroga, Hector Blomberg y A. Gerchunoff. En el año 1943, la banda de jazz de Eduardo Armani y su cantante Helen Jakson desplegaron sus melodías y a partir de ese momento, el público cultivó este género con gusto predilecto. El Ramos: Estaba ubicado en Corrientes y Montevideo. Fue el bar artístico por excelencia. En los ´60 fue el refugio de actores, periodistas y cineastas. Durante la última dictadura militar, era común que muchos artistas e intelectuales se reunieran por tandas en este lugar, aunque las razzias de la policía y los “Falcon verdes” -recuerdo funesto de los militares de la épocaaparecieran subrepticiamente a altas horas de la noche... Rafeto: Ubicado en Corrientes y Paraná, fue también un café tanguero; el último de la ronda de los años ´40, cuando la “vieja guardia” del 2 x 4 hacía furor. Esta fue otra de las esquinas reas de Buenos Aires, la de los “cafiolos”, de los “pungas” y de las patotas policiales, donde la bohemia encumbrada repartía Revista Digital de Tango 35