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de decir que “el arte no tiene fronteras”, o
que “no existe la música nacional”, o que “
la música es patrimonio de la humanidad”.
Todas conceptos verdaderamente ciertos,
pero que nada tienen que ver con lo que
ha pasado, y con la agresión brutal que ha
tenido nuestra música y por cierto el daño
que ha sufrido.
El plan fue sistemático y preciso. Hoy se
festeja St Patrick’s Day, o Halloween, y
los locales de comidas rapidas (Fast Food)
están repletos de gente, y de chicos que
se envenenan a cambio de la “cajita feliz”.
No me imagino a un andaluz renunciando
al flamenco, o a un mexicano abdicando
de la música ranchera. Pero he visto a
muchísimos argentinos renegar del tango
y del folclore.
Los medios proponen a los Wachiturrros, o
la cumbia villera, mientras el mundo viene
a Buenos Aires a nutrirse de tango. Algo
no anda bien.
Alguien dirá: “La gente no consume tango,
por eso no hay tango en la televisión”. Es
“anti comercial”.
Nélida Rouchetto, lo definió con claridad:
“Son los anticuerpos culturales”.
Y es verdad, tantas dosis de “anti tango”
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