Tango y Cultura Popular ® N° 160 | Page 21

21 actuar en ese ámbito; estafando a los desprevenidos con textos edulcorados y caprichosos, que brindan una lectura absolutamente distorsionada de la realidad y naturaleza del Tango. También excluyo a unos cuantos “escritores consagrados” que aprovechan la volada y producen textos impresentables haciendo casi inevitable referencia a la figura consular de Don Carlos Gardel. No, de ninguna manera me refiero a estos impúdicos fabricantes de refritos.¿Cuándo se escribirá este libro tan necesario? ¿Quién lo escribirá? Mientras esperamos a ese autor y a esa obra, permítaseme producir este artículo, aunque sea a manera de aperitivo. en esa época estaba integrada por masculinos que venían en busca de nuevos horizontes, dejando atrás –en una Europa asolada por el hambre y las guerras- a sus novias y a sus esposas, que muchos casos jamás volverían a ver. Así, para satisfacer las necesidades sexuales de estos hombres “solteros”, se hizo evidente la necesidad de crear burdeles, y para trabajar en ellos se “importó” a mujeres francesas, españolas, italianas, polacas, alemanas. Pero la demanda fue superior a la oferta, de modo que en esos lugares se formaban largas filas de hombres esperando ser atendidos, de modo que los patrones pensaron en divertir a la clientela contratando músicos para amenizar la espera, generalmente tríos En mérito a la brevedad (aún así descreo que más del 10% de los lectores formados por guitarra, flauta y violín, aunqu