Pero hay un problema, sobre todo si tu ne-
gocio es fabricar coches: que el vehículo con
motor de explosión está en plena fase de
madurez, por lo que te resulta muy renta-
ble fabricarlos. No tienes que explicarle a
nadie tu producto, el cual es muy conoci-
do y aceptado por los consumidores -lleva
produciéndose más de un siglo-, los precios
son equilibrados y tu economía de produc-
ción está ajustada y rentabilizada al máximo.
No obstante, toda la presión medioambiental
y la agenda política te está llevando a la extin-
ción de tu modo de vida. En otras palabras: en
poco tiempo no podrás fabricar lo que ahora
te da de comer. (Ya dijimos en el anterior artí-
culo que el cambio no es fácil ni cómodo, sino
duro y muchas veces pagando un alto precio)
Como las empresas fabricantes de coches ya
- Y que, en consecuencia, vendes muchísimo
menos que tus vehículos de combustión tradi-
cionales
Y es aquí cuando viene el auténtico problema,
y es que la misma empresa está fabricando
dos alternativas superpuestas:
sabían esto con mucha más antelación que el
gran público, hace bastantes años comenza-
ron a investigar y producir alternativas, siendo
la más popular -no la única- el motor eléctrico.
Hoy día ya se están comercializando modelos
con una autonomía aceptable y prestaciones
bastante espectaculares. Pero, en términos de
ciclo de vida, están muy, muy lejos de la fase
de madurez; de hecho, al ser tecnologías tan
novedosas, se encuentran más bien en el em-
brión de la fase de introducción o nacimiento,
al principio de la curva. O sea, se trata de:
- Una alternativa muy cara
- A la que le queda mucha investigación y desa-
rrollo para ser fiable y atractiva
- Que precisa de una ingente labor de educa-
ción del consumidor, el cual sigue prefiriendo
su coche de toda la vida, más barato, conocido
y rentable que una tecnología de vanguardia
- Una de ellas es rentable y genera los beneficios
que sostienen a la empresa, pero está en vías
de extinción y será eliminada en pocos años
- La otra es cara, poco rentable, aún no del
todo eficiente y -prácticamente- desconocida
para el público, pero irá progresivamente en
alza hasta que un día dé beneficios
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