la pregunta “¿Qué puedes aprender del hecho de
que esto te haya sido fácil o difícil?” se convier-
te en una reflexión igualmente apropiada para
no perder la oportunidad incrementar la auto-
conciencia del mentee en cuanto a sí mismo/a.
3º “¿De qué nuevas posibilidades dispones ahora?”
El objetivo de esta comprobación es estable-
cer un “puente al futuro”, obligando al mentee
a pensar en las nuevas opciones que pudieran
estar disponibles. Este tipo de preguntas, enca-
minadas a conectar aprendizajes con posibles
acciones futuras, facilita desarrollar la debida
creatividad al tiempo que refuerza la respon-
sabilidad del mentee sobre la dirección de su
propio proceso. El mentor aquí puede sugerir,
mediante un adecuado feedforward, algunas
alternativas que al mentee se le pudieran es-
tar pasando por alto, pero siempre es útil que
esa aportación sólo se realice una vez que el
proceso reflexivo del mentee parezca agotado.
4º “¿De qué forma esto contribuye a avanzar en tus
objetivos/necesidades?” Hemos dicho que, para
evitar un fútil ejercicio intelectual, cada nueva
reflexión y/o aprendizaje deberían de estar
relacionados con los objetivos y metas del men-
tee. Ayudarle a reconectar una y otra vez con
éstas es importante si no queremos quedarnos
a la deriva en algún momento del proceso. Esto
no significa que los objetivos no puedan evolu-
cionar a medida que la relación de mentoring
lo haga, sino que siempre deberán de mante-
nerse como patrón de referencia y medida de
la eficacia de las conversaciones mantenidas.
algún momento ese conocimiento, facilitan-
do nuestro proceso de aprender a aprender.
Es útil que este tipo de preguntas no sólo se
formulen necesariamente al final de una con-
versación, sino en todo momento en el que el
mentor crea que puede ser beneficioso para el
mentee revisar sus supuestos de pensamiento.
Como seres humanos vivimos muchas más
experiencias de las que somos conscientes
pasando transparentes para nosotros y per-
diendo, en consecuencia, la oportunidad de
aprender sistemáticamente de ellas. El men-
toring, en cuanto a metodología de desarrollo,
persigue precisamente implantar ese “hábito”
de aprender continuamente de nuestras viven-
cias generando nuevo conocimiento a partir de
ellas. No hay seminario o master más comple-
to y mejor diseñado que el “master de nuestra
vida”, y a menudo pasamos por ella sin partici-
par muy activamente en aquello que nos hace
particularmente humanos: nuestra capacidad
de dar sentido y aprender de nuestras pro-
pias experiencias y del mundo que nos rodea.
5º “¿Cómo lo sabes?” Probablemente ésta úl-
tima pregunta (que no necesariamente se
ha de formular como la última) es la más
infrecuente en los mentores noveles que he
acompañado. A veces, porque sienten que están
preguntando algo obvio y que aporta poco va-
lor al proceso reflexivo; y otras, porque dan por
supuesto que sus mentees conocen la res-
puesta. Sin embargo, las preguntas acerca de
cómo alguien sabe lo que sabe nos permiten
hacer una “exploración epistemológica” tre-
mendamente útil para cuestionar, actualizar y/o
renovar nuestras inferencias y juicios, algo que,
de por sí, constituye una de las bases del proceso
reflexivo en mentoring. La única manera de en-
riquecer nuestras Estructuras de pensamiento
es revisar cómo hemos llegado a construir en
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