TALENTO MAR-ABR 2018 talentoMAR2018 | Page 25

dades tiene cada uno, se revela como un pilar esencial para un proceso efectivo. En este sentido, un programa de capaci- tación de mentees (al igual que uno de mentores), debe de incluir una parte en la que puedan comprender, desde la expe- riencia, qué significa estar en la posición del otro. Conocer cómo trabajarán los mentores, qué diferentes estilos de acom- pañamiento utilizarán y de qué manera contribuirán a su desarrollo y crecimiento como personas y profesionales, garanti- zará la construcción de unas expectativas realistas y la generación del sentido de co-responsabilidad tan necesario para el buen fin de la relación. to necesario en la preparación del mentee y del elenco de habilidades que es útil que desarrolle para que el proceso sea real- mente efectivo. • “Lo importante no son las expe- riencias que vivimos sino el uso que hacemos de ellas”: Habilidad para Aprender de nuestro Aprender. La naturaleza principal que define un proceso de mentoring es la posibilidad de utilizar nuestro capital experiencial como una fuente inagotable de apren- dizaje y desarrollo. Esto significa que el mentee, en cuanto responsable de su proceso de aprendizaje, ha de ser capaz de registrar sus avances, experiencias, reflexiones y puntos de insight a lo largo de las diferentes sesiones con su mentor, incrementando cada vez más su autoconsciencia sobre aquello que hace, piensa y siente. En cierta medida, sólo podemos mejorar aquello que gestionamos, y sólo podemos gestionar aquello de lo que somos cons- cientes. Por este motivo, ejercer como mentee significa trabajar en incrementar poco a poco nuestra capacidad de “mirar” hacia dentro y modelar nuestra experien- cia, utilizándola como un recurso sobre el que podamos aprender. Saber cómo utilizar la propia experiencia (además de apoyarse en la del mentor) es un elemen- Como podemos ver, mentor y mentee cami- nan en paralelo en una relación donde ambos contribuyen al crecimiento del otro. Esto es lo que hace especialmente poderosa la rela- ción de mentoring y lo que determina que se generen grandes beneficios tanto para los individuos que participan como para las organizaciones en donde se desarrollan. Si no estamos obteniendo esos beneficios, una pregunta que será útil hacernos es en qué medida estamos creando las condiciones necesarias de preparación, entrenamiento y planificación para que esto suceda. No sub- estimar la profundidad del entrenamiento de ninguno de estos actores será el primer paso (si no el más necesario) que tendremos que valorar si realmente queremos confiar al mentoring nuestra estrategia de desarrollo y retención del talento. 25