rio para acabar la jornada. Aún así, y a su
ritmo, para asegurarnos de que nos ajus-
tábamos según sus sensaciones, estu-
vimos remontando posiciones el resto
de la etapa, lo que supuso un refuerzo
emocional extra que sin el percance no
habríamos tenido.
Uno de los participantes que alcanzamos
pedaleaba con la única pierna que tenía.
Pertenecía a ese reducido colectivo de
valientes corredores que con alguna dis-
capacidad se habían atrevido a inscribirse
en la prueba.
Supongo que será de esas personas que
cuando alguien le insinúa que no podrá
hacer determinadas cosas como conse-
cuencia de su discapacidad dirá: “mira
como lo hago”. Observar aquel ejemplo de
fuerza y determinación hizo que apretára-
mos aún mas los dientes y continuáramos
pedaleando.
Fue una etapa dura porque se hizo inter-
minable aunque las sensaciones perci-
bidas nos llenaron de entusiasmo y con-
fianza para poder llegar a la meta ese día
y los restantes con un tiempo fantástico.
no me parecía una buena idea. Ya para-
dos, mientras nos las ingeniamos para
asegurarlo de nuevo (la cinta americana
es un excelente compañero de viaje en
este tipo de aventuras), observamos, no
sin cierta desazón, como todos los partici-
pantes que habían salido detrás nuestra
nos sobrepasan y comienzan a desapa-
recer en la lejanía tras una nube de polvo
y el estruendo que originan las palas del
helicóptero.
Serenidad y mente fría fueron, a partir de
ahí, extraordinarios recursos de valor el
resto de la etapa.
Los problemas estomacales de mi compa-
ñero del alma casi habían desaparecido
del todo pero aún nos asaltaba la duda de
cómo iba a responder al esfuerzo necesa-
30
Ese día aprendí dos cosas muy impor-
tantes para mí. La primera que “menos
es más”. Que no necesitamos esperar a
tener todos los recursos disponibles para
abordar un proyecto. “Lo necesario no es
tanto”. Hay personas que no se echan
a andar porque esperan a tenerlo todo
antes de poner en marcha una iniciativa.
No esperes, ¡empieza ya!. Echa a andar
con lo mínimo imprescindible. No caigas
en esa trampa. Puede ser tu principal
boicoteador. De hecho, “tenerlo todo”, se
convierte en un lastre que nos retrasa
porque nos condiciona, y aún así, en el
trayecto para conseguir un objetivo, si
sufres un percance, utilízalo como un
aliciente para insistir con mayor determi-
nación. Llénate de orgullo solventando los
incidentes que sin duda van a aparecer y
date premios para celebrarlo y así refor-
zar emocionalmente esos logros.
Mi segundo aprendizaje…, que no hay
discapacidad que pueda con la deter-
minación humana.