sometidos a fuertes niveles de estrés (bien sea
físico, químico, psicológico, nutricional etc.),
añadir más “Work-Out”, puede ser contrapro-
ducente, y, lejos de aportarnos un beneficio,
puede ser el desencadenante de una lesión o
algo peor. Es entonces cuando la necesidad
de combinar el Work-Out con ciclos de “Work-
In” se revela como algo fundamental para
mantener un adecuado equilibrio y preservar
nuestra salud y bienestar. Llamamos Work-In
a cualquier actividad que nos permite reponer
nuestros niveles de energía generando más
energía que la propia consumida, bien sea
ésta física, mental y/o emocional. Un simple
paseo, una sesión de yoga o de mindfulness,
podrían ser algunos ejemplos de actividades
enmarcadas en el ámbito del Work-In físico.
El otro día tuve la oportunidad de reen-
contrarme con un buen amigo que, a mi
entender, estaba empezando a invertir en
exceso en una “dinámica” de Work-Out.
Trabaja en una gran consultora con sesiones
de trabajo maratonianas (una media de 12
horas), y me comentaba que su momento de
“relax” cada día era las 2 horas de gimnasio que
dedicaba al terminar la jornada. Su
objetivo es presentarse en un año al
campeonato mundial de Ironman que se
celebra en Hawaii, sabiendo que, aunque no
lo va a ganar, el poder llegar a participar y
terminarlo es una meta muy motivante para él.
Aunque reconoce la necesidad de descansar
22
para mantener un buen nivel de rendimiento
físico, me confesaba que si por él fuera
eliminaría la necesidad de dormir porque le
parecía “una pérdida de tiempo” con todas
“las cosas útiles que se pueden hacer a lo
largo del día”. También me decía que desde
hace algún tiempo había tenido que empe-
zar a tomar de vez en cuando fármacos para
conseguir conciliar el sueño y que estaba
preocupado porque en los últimos meses
había empezado a notar una falta de pro-
gresión no solo a nivel físico sino