TALENTO Ene-Feb 2017 1 | Page 30

legiado- . Pero una pandilla de adolescentes , que no tenía otra idea mejor que jugar a empujarse unos a otros , decidió cambiar eso . Cuando estaba tumbando en la última curva para enfilar ya la calle en la que vivo , uno de los muchachos tiró a otro a la calzada con un soberano empujón , lo que obligó al coche que me precedía en el carril más próximo a la acera a invadir el mío bruscamente para no atropellarle .
El golpe fue inevitable , de nada valieron los reflejos , ni la contundente frenada , ni el ABS . No había distancia física suficiente .
Una vez resueltos los papeles del seguro , llegué a casa empujando la maltrecha moto y preso aún de una notable taquicardia . Y luego comenzaron las tradicionales vueltas en la cabeza . ¿ Cometí una imprudencia ? ¿ Hasta qué punto el conocimiento de cada punto del itinerario había supuesto un exceso de confianza ? ¿ Qué porcentaje de mi nivel de atención prestaba a la conducción y qué porcentaje a mis propios pensamientos ? ¿ Y si me sucediera algo parecido en plena autopista a 120 kilómetros por hora ?
Mi aprendizaje se resume de modo muy sencillo : al conducir una moto , al igual que en otros aspectos de la vida , no es bueno permanecer todo el tiempo en la zona de confort . Es útil y saludable mantener cierto punto de atención consciente . Y en el caso que nos ocupa , aprendí que frecuentar el mismo límite de la zona de confort no es