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¿Qué pasaría si...? Don Quijote fuese un vampiro En un lugar de La Mancha de cuyo nombre no quiero acordarme, vivía un hidalgo de unos cincuenta años que se pasaba el día leyendo libros de caballería en el que los héroes se convierten en vampiros al anochecer. Fue tanta la pasión que le dedicaba a estos libros, que acaba perdiendo contacto con la realidad, que cree que él también puede imitar a sus héroes vampiros. Y a sí mismo se pone el nombre de Don Quijote. Un día, encontró una armadura por su casa y se vistió con ella. Fue a su establo y sacó su viejo caballo al que le dio el nombre de Rocinante, solo le faltaba una dama en apuros y decidió que fuese una campesina de la que estuvo enamorado y la llamó Dulcinea del Toboso. Tras esto, sale al campo con la idea de realizar increíbles hazañas de día y ser un atractivo vampiro de noche. Pronto comenzaron los malentendidos, cree que la posada en la que trabaja su amada es un castillo y se enfrentó al dueño, siendo vencido por este. Esa misma noche salió en busca de más aventuras, se vistió con una capa y se afiló los colmillos. También tuvo problemas, ya que subió a lo alto de un granero e intento volar, quedándose inconsciente debido a un golpe en la cabeza con el suelo. A la mañana siguiente, un labrador llamado Sancho Panza, encuentra a Don Quijote tirado a los puertas de su granero, él lo atiende hasta que se recupera, y al despertar, le pide que sea su fiel escudero. Sancho Panza se niega pero Don Quijote le promete fama y dinero y consigue convencerle. Nada más salir con Sancho, encuentran unos molinos de viento que Don Quijote ataca pensando que son gigantes. Se empezó a hacer de noche y sin saber por qué, Sancho salió corriendo, y así recordó Don Quijote que en unos minutos se transformaría. Corrió detrás de Sancho para mostrarle lo que le ocurría, y al entrar en su casa, vio como Sancho se convertía en un temible vampiro, le dijo que se fuese pero no le hizo caso. Fue entonces cuando por puro instinto, Sancho le clavó a Don quijote en el cuello sus afilados colmillos, convirtiéndole así, en el vampiro que ya creía ser. Tenía un hambre indescriptible, pero sólo pensaba en la jugosa sangre de su amada, Dulcinea del Toboso. Sancho panza le dijo que nada de hacerse el héroe, que sólo se alimentarían de la sangre de animales, que no sería como en los cuentos, pero no le hizo caso. Al día siguiente planeaba como hincarle el diente a dulcinea, lo único que intentaba era hacer que Sancho fuese a aquella posada. Por eso, se dirigía hacia allí para enfrentarse a un ejército de ovejas que pastaba cerca de la posada. A Sancho le pareció buena idea, ya que las ovejas que muriesen les servirían de comida. Don Quijote y Sancho se abalanzaron sobre las ovejas, pero éstas huyeron. Más tarde, las volvieron a encontrar, pero esta vez se quedaron vigilando. Esperaron a que las ovejas, que eran un ejército armado para él, bajaran la guardia y así poder atacar. Fue entonces cuando montados en caballos, empezaban a matar ovejas y a montar un escándalo que hizo que los vecinos se alarmaran. Para que no sospecharan, dijeron que las venderían al dueño de la posada, y eso hicieron. Don quijote aprovechó el anochecer para vigilar a su amada, Dulcinea del Toboso, a la que su sangre volvía aún más loco. Justo antes de planear como hacerlo, se empezó a transformar, Sancho huyó pero a Don Quijote no le dio tiempo, Dulcinea se asustó al verlo así y le clavó un cuchillo en el pecho. Alba Rodríguez, 2º A