SanFran Today Marzo 2017 | Page 17

Relato de Javier A. (1ºBto.)

Una playa tropical en la que las olas llegan a la orilla con calma, los rayos del sol pasan entre los huecos que dejan las nubes y se reflejan sobre el agua, y crean una ambientación rojiza, ya que está anocheciendo.

Hay una brisa fresca, pero no fría, aunque es suficiente para erizarte la piel. El viento sopla moviendo los árboles, que junto a las olas y los graznidos de las gaviotas crean una sensación de placer y armonía. La sensación también es de soledad, una total soledad, pero lejos de ser mala es una soledad que transmite paz. Decido dormir.

A la mañana siguiente la sirena de un barco me despierta, alguien grita desde la borda, parece que quieren rescatarme. Así que me meto en la espesura y desaparezco.

Relato de Jorge M. (1ºBto.)

Una presión angustiosa me obliga a abrir los ojos, mas lo único que veo a mi alrededor es una oscuridad propia de cavernas. Solamente cuando alzo mi mirada soy capaz de atisbar una luz tenue que pese a su poca intensidad consigue encender un rayo de esperanza en mi ser. Aferrándome a las paredes para escalar obtengo arañazos de las rocas por cada centímetro que consigo ascender, pero este dolor no me importa si sé que lo que me espera es la calidez de esa luz. Escalo el último tramo y por fin salgo de ese horrible lugar; en el instante en el que pongo el segundo pie en el suelo, me alejo para evitar volver a caer en ese sitio. Observo la extensa llanura de cielo azul que se extiende hasta donde alcanza mi mirada. Corro por ella para comprobar que es real, y cuanta más distancia recorro, más capaz soy de distinguir otra zona diferente hasta lio que ahora pensaba que era el mundo. Lo que encuentro me fascina, una colina resbaladiza que al deslizarme es capaz de dibujarme una sonrisa en la tez. Caigo en una especie de lago, tan cálido y tranquilo que consigue curar todas mis heridas y hacerme olvidar todo el miedo. Me duermo en esas apacibles aguas sabiendo que nunca más volveré a tener temor alguno. Abro los ojos y me parece haber dormido una eternidad; compruebo mis alrededores y estoy en ese pesadillesco lugar, con la diferencia de que ya no vislumbro esa luz. Ya no hay esperanza en mí.