Último capítulo
Antes de saber dónde estaba el tercer sujeto corrió el mismo destino que sus compañeros. Me sentí liberado de todo el odio pues me había vengado de las personas que me lo quitaron todo. O eso pensaba.
Tras divagar en mis recuerdos llegó al momento donde me dispararon. Todo está igual: la lluvia, el energúmeno sigue berreando. Pero pasa algo, esta vez no soy libre para moverme por el escenario creado por mi mente para revivir este momento. Estaba fijo, agazapado en un árbol, en mis manos un rifle antiguo, ¿soy yo el que disparó? ¿Cómo es posible que haya vivido a una cosa y recuerde otra? Mi mente se comenzó a nublar y todo desapareció, en ese momento solo soy capaz de percibir tres cosas: mi presencia, la de otra persona y la oscuridad absoluta. La otra persona comenzó a hablar, me resultaba conocida su voz, pero no hallaba quién era. "Cuando era pequeño murieron nuestros padres" dijo con voz apagada. La oscuridad poco a poco se fue disipando, cuando hubo desaparecido estaba en el mismo lugar donde todo empezó.
Estaba tumbado en el suelo con la lluvia fría cayendo sobre mi herida abierta de la que brotaba sangre como si de un geiser se tratara. Alguien se aproximó a mí; esperaba ver la cara del gorila que no paraba de gritar riéndose de mí, pero no apareció. En su lugar aparecí yo. Lo único que hice fue disparar al moribundo que divagaba en el suelo; una vez confirmé la baja di media vuelta y me fui por donde vine. Bajo esa lluvia fría, la oscuridad que te absorbía y llenaba de desesperación, podría decirse que morí al asesinar a mi objetivo; me maté a mí mismo para ser exactos.
HISTORIA POR ENTREGAS
Jorge D.B. (1º Bto.)