SAMIZDAT | Crónica de una vida nueva Octubre-Noviembre 2011 | Page 4

SAMIZDAT. OCTUBRE-NOVIEMBRE 2011 4 5 SAMIZDAT. OCTUBRE-NOVIEMBRE 2011 U N I V E R S I DA D Créditos de motivación Estas semanas estoy asistiendo en la Universidad a unos seminarios obligatorios con la psicóloga de mi escuela para el programa mentor (créditos de libre configuración para guiar y acompañar a alumnos de primer curso). El último llevaba por título “Motivarse hasta el final”, nada sugerente para mí, lo que me hizo ir muy escéptica y únicamente por conseguir los créditos. Empezó más o menos como esperaba, teníamos que dibujar un árbol. En las raíces poníamos lo que éramos, en el tronco lo que queríamos conseguir (nuestras metas y objetivos, no solo materiales sino también nuestro proyecto de vida, relaciones, familia, etc.), en la copa del árbol lo que ya habíamos conseguido y en el suelo lo que no. Después de que algunos compañeros compartieran su árbol decidí que no quería perder dos horas de mi tiempo diciendo cosas que no pensaba y levanté la mano con una objeción, dije que había ido escéptica al seminario y que no me gustaba nada esto de que todo depende de mi motivación, porque, por las cosas que me han sucedido (puse mi vida delante de todos), cada vez soy más consciente de que mi vida no depende de las metas u objetivos que logre alcanzar. Surgió una conversación preciosa, con preguntas y objeciones, porque no todos pensábamos igual, y comenzamos a hablar de las cosas que más nos importan en la vida: qué tiene que ver esta motivación con el estudio, con las relaciones que más nos interesan, mi novio, mis amigos, ¿todo depende de tu capacidad y motivación? Si fuera así estaría muy jodida. Y llegamos a la enfermedad y a la muerte, ¿qué pinta la motivación cuando una persona querida se está muriendo? Y muchos empezaron a hablar de cómo AC T U A L I DA D El Estado, ¿dueño y señor? vivían ellos, de cómo están frente a la muerte y de qué harían respondiendo a la pregunta de una chica: “¿Seguirías viviendo como vives si supieses que te vas a morir dentro de un mes?”. Hablamos de temas que a todos nos preocupan y que, sin embargo, suelen ser temas tabú. De hecho, fue un seminario distinto. Ya no contestábamos a la pregunta “¿quién soy yo?” (tema del primer seminario) reduciéndonos a una lista de virtudes, defectos y sentimientos, sino poniendo delante realmente lo que éramos, y esto hizo que nadie saliera indiferente. Había mucho en juego porque engloba toda la vida, desde que me levanto por la mañana, cuando voy a la universidad, en la relación con tus amigos, ante una enfermedad, todas estas cosas, ¿solo dependen de mi esfuerzo y de tratar de mirar el vaso medio lleno? Yo seguía defendiendo que no, y, llegado a un punto, la psicóloga apuntó: “Muy bien, creo que te sigo, dices que el vivir así no depende ni de uno mismo ni de la propia capacidad, pero que es posible vivir así, entonces, según tú, ¿de qué depende?”. Contesté que no podía seguir hablando de esto sin hablar del cristianismo. Y al instante siguieron preguntas y objeciones. Una conversación increíble: ¡todos estamos hechos igual! Con las mismas exigencias, con el mismo deseo infinito en las relaciones, en el estudio, en que cada día sea grande. Pero, ¿de qué depende todo esto? ¿Hay algo que lo cumple? ¿Hay algo que responda hasta el fondo todo este deseo que tenemos y que ha salido a la luz? Aún más, no nos hemos dado a nosotros mismos lo que nos ocurre, ni las relaciones, ni una enfermedad, ni el hecho de levantarnos cada mañana, no lo hemos creado nosotros ni lo mantenemos nosotros en el tiempo, y, sin embargo, ¿decimos que depende de nuestra capacidad y motivación? Incluso en este punto es un tema tabú hablar del cristianismo (¡y más como algo real, que tiene que ver con mi vida, y no como un conjunto de valores y principios morales!), pero a mí, por lo que me ha sucedido en la vida, a través de una circunstancia muy dura y luego en el día a día, puedo empezar a contestar a estas preguntas y afirmar que, gracias a Dios, no depende de “motivarse hasta el final”. Aida Fernández Salazar El pasado 20 de Noviembre, los españoles tuvimos una cita electoral anticipada como respuesta al contexto de crisis en que vivimos. En Europa, la prima de riesgo no para de echar gobiernos a la calle y los españoles han tomado una decisión rotunda. Una mayoría absoluta jamás conocida en la historia democrática del país. una realidad de hecho, que ya está sucediendo. Personas que apuestan y arriesgan por otras porque son libres de toda sospecha y pretensión sobre el otro, que afirman que la realidad –con todo su dramatismo– es, en el fondo, positiva. una vez al mes una caja de alimentos a familias que lo necesitan. Nos interesa una concepción de la realidad, de la vida y del hombre así, que no censure nada, que tenga en cuenta absolutamente todos los factores, que reconozca ¿Y ahora qué? Sigue habiendo cinco millones de parados. Una crisis económica que los más optimistas dicen que acabará en el año 2016. Una España dividida. Una escalofriante desconfianza ante la política. Y un futuro laboral –para nosotros universitarios– decididamente incierto. ¿Nos va la vida en los resultados electorales? La política es importante, por eso hemos vi f