SAMIZDAT | Crónica de una vida nueva Octubre 2015 | Page 8
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SAMIZDAT octubrre 2015
TURISTAS DE NUESTROS SENTIMIENTOS
“Me cuesta más estar solo en una gran
ciudad que solo en medio de la nada: en
el desierto estoy solo conmigo mismo;
entre la multitud estoy solo y sin mí”.
Todo el problema de nuestra sociedad
es que no sabemos estar solos, no
apreciamos el valor de encontrarse con
uno mismo y perderse, y es entonces
cuando de verdad nos perdemos. Y no
nos queremos encontrar. Necesitamos
estar en constante movimiento, no estar
quietos, dejamos que el tiempo nos
mate sin ponerle ninguna resistencia,
sucumbiéndo a él y teniéndole miedo.
Necesitamos movernos para que el
aire de nuestro neumático no se escape
tan rápido. Somos neumáticos con
defecto de fábrica, el pinchazo que
nos arruinará toda nuestra jodida vida.
Un niño está lleno, es superlativo, está
jugando y lo hace con el fin de seguir
jugando. Pero a medida que avanzamos
nos vamos desinflando, nos vamos
quedando vacíos.
¿Cuántas de las cosas que hacemos
nos llenan? ¿Hay algo que realmente
cubra ese pinchazo? El vagabundo que
se refugia en la droga porque la vida le
ha arrebatado todo de las manos. El
joven que busca a todas las mujeres
para intentar compensar el vacío que le
dejó la única chica a la que amó y ahora
busca que le rompan el corazón poco a
poco porque hay algo peor que el dolor
y es no sentir nada. El chaval que todos
los días busca peleas para que alguien le
mire porque sus padres le abandonaron
de pequeño. La madre que busca a Dios
para que no le destruya a ella también
el vacío que dejó el cáncer que se llevó
tan temprano a su única hija… Todo
con un fin, un mismo fin, intentar
paliar el hastío que se va apoderando de
nosotros.
enganchada en un árbol creyéndose
más libre que los demás.
Nos aterra el estar solos. No somos
capaces de quedarnos mirando
perplejos la grandeza de ‘El rapto de
Proserpina’ y cada una de las venas
que recorren los brazos de la escultura.
Nos emocionamos con una película
de un ideal del amor que no va más
allá del fogonazo, el sexo, el enfado y
la reconciliación para hacernos creer
que todo es bonito en esta vida; pero
no ya nadie se emociona con una
persona tocando un piano en directo.
Los cuadros de Van Gogh ya son solo
posters desgastados que teníamos
en la habitación desde pequeños. No
nos detenemos ni un instante a cerrar
los ojos y disfrutar del olor a tierra
mojada. Estamos viendo un atardecer
y queremos irnos rápido a casa porque
empieza otro de los miles de programas
iguales que hay. Estamos sentados
junto a la persona más importante del
mundo y no somos capaces de apreciar
la grandeza de que unos ojos te miren.
Somos turistas incluso de nuestros
propios sentimientos.
Achácale el problema a la corrupción,
a los recortes, a las diferencias sociales,
a todo lo que quieras. Pueden ser
factores del porqué de nuestra sociedad
mermada. Yo le echo la culpa a que el
quedarse en silencio y nada más, pesa
tanto y nos da tan fuerte con la realidad,
que nos deja sin aire. La preocupación
por el arte ya no existe y se prefiere el
ser idéntico a la identidad.
No sabemos estar en soledad, creyendo
que estamos solos, pero sin saber que
estamos con nosotros mismos.
Y quizá sí que haya que vaciarse del todo
y no parar; ser leve como una pluma,
libre como la bolsa de basura que vaga
por las cabezas de los corredores del
tiempo y como el globo del niño que
abandono su tesoro momentáneo por
ir a jugar con el móvil. Y volemos, sin
preocupación y sin rumbo. Pero el
globo y la bolsa uno acaba estallándose
por su deseo de ascender y la otra
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Lo único que realmente sé es que aquel
chico se suicidó lanzándose al vacío que
sentía por dentro.
Nacho Arespacochaga