SAMIZDAT | Crónica de una vida nueva Mayo2017 | Page 9

samizdat MAYO 2017 Serie HBO En La abolición del Hombre C.S. Lewis decía que «hay algo que une lo mágico y la ciencia aplicada y que separa a ambas de la “sabiduría” de tiempos anteriores. Para los antiguos hombres sabios, el problema cardinal era cómo adaptar el alma a la realidad, y la solución fue el conocimiento, la auto- disciplina y la virtud. Para lo mágico y para la ciencia aplicada, el problema es cómo adaptar la realidad a los deseos del hombre: y la solución es una de- terminada técnica; y ambos, aplicando dicha téc- nica, están preparados para hacer cosas que hasta entonces se habían considerado displacientes e impías, como desenterrar y mutilar a los muertos.» O crear un vasto mundo ambientado en el Oeste, como último desarrollo de una futura convergencia entre el videojuego y el parque temático, en que los privilegiados humanos capaces de permitirse tal viaje –los invitados– pueden recorrer libremen- te y sin más límite que el de su propia voluntad (o su pasión), pueblos, paisajes y ambientes western poblados por androides de impecable apariencia humana –los anfitriones– sometidos a las narrativas que desde la divina cúpula de la empresa encar- gada del Parque se encargan de elaborar meticu- losamente, para que todo androide y toda circuns- tancia sean ocasión de aventura. La trampa está en disimular que las decisiones de los androides son las decisiones del titiritero que los programa, pues todo en ellos está codificado:chocarse con un cas- carrabias en la vía pública puede llevarle a uno a la búsqueda de un tesoro, y recogerle las pertenen- cias convenientemente caídas al suelo a una bella dama puede convertirse en una historia de amor. Por supuesto, se puede optar perfectamente por pegarle un tiro al cascarrabias o violar a la bella dama, y a ello hay que sumarle un pequeño detalle, y es que los androides no pueden matar a los hu- manos. No se trata de un parque temático cualquie- ra, no estamos ante los robots clásicos, el asistente, el amiguete cibernético, estamos ante androides que pasan por humanos. Es la conquista de la Na- turaleza. Pero está equivocado el invitado si cree estar jugando a ser un dios, que es él quien tiene el poder por el mero hecho de no poder morir, ya que en definitiva no es más que un esclavo como los anfitriones. Especie de dios sería en cualquier caso el creador, el titiritero de las narrativas, el que tenga el control del anfitrión. Porque en esto consis- te Westworld, en la ganga del mago de la que ha- bla Lewis: en entregar el alma a cambio de poder. Poder ajeno, del Manipulador, al que hemos dado nuestra alma, como un Fausto. Westworld es una serie en la que, como ya nos tiene acostumbrados la HBO, se nota el presupuesto (también su parti- cular gusto por lo explícito…), y entre el reparto, el interés que suscita la trama, las preguntas que des- pierta y una banda sonora, por cierto, muy original, acabamos esta primera temporada con muy buen sabor de boca. www.periodicosamizdat.com Isaac Martín, estudiante de Derecho (UCM)