SAMIZDAT | Crónica de una vida nueva Enero-Febrero 2016 | Page 6

6 SAMIZDAT ENERO-FEBRERO 2016 LA BALSA DE LA MEDUSA «¡Qué espectáculo más repugnante, pero qué obra tan bella!», exclamó el conde O'Mahoney al ver el cuadro. últimos años. Como buen pintor romántico, Gericault consigue que el sentimiento humano, el horror de los hombres que han vivido un naufragio en alta mar, esté perfectamente plasmado en los rostros de los retratados , al igual que la angustia y el dolor que podemos vivir hoy día. Y estos hombres que fueron retratados en 1819 tienen que ver con nosotros mucho más de lo que podríamos pensar. Aquel que ha perdido la esperanza y se resigna ante las dificultades de su vida y del estudio, o ante los problemas políticos y sociales del barco que es nuestra nación, tiene la Muchas veces nos preguntamos cuál es la en uno de los pocos botes salvavidas que importancia de la Historia o del Arte como había con el resto de importantes personaciencias humanas, de qué sirve a cada uno lidades que le acompañaban en la travesía. de nosotros, en el siglo XXI, buscar el pa- Los abandonados en la balsa sucumbieron sado, y por qué estudiarlo. Lo cierto es que al hambre y la desesperación, llegando a el hombre siempre se reconoce a sí mismo matarse, arrojar compañeros al mar o alicomo hombre, en cualquier época y lugar, mentarse de los muertos que les rodeaban, de forma que cada únicamente para episodio histórico poder sobrevivir, “El pintor (...) con su hasta que semanas narra nuestro proobra sacó a la luz los después un barco pio pasado y cada obra de arte está horribles hechos que pudo rescatar a 15 hecha para cada supervivientes. uno de nosotros, el gobierno francés hacomo La balsa de la bía ocultado, actuando Ante todo, GeriMedusa, del francés era un rocomo aquellos que han cault Gericault. mántico. No en el ido destapando varios sentido fetichista y Tras la Restaura- escándalos políticos y vanagloriado de la ción, los borbones palabra, sino un pinrecompensaron con sociales estos últimos tor del Romanticisel mando de la framo con mayúscula. años” gata Medusa a un Prefiere conmemoambicioso político antinapoleónico que rar la historia de personajes desconocidos, poco sabía sobre navegación, encargado de gente desfavorecida y sin nombre, el tipo de llevar el barco desde Francia a Senegal, en el personas a las que actualmente nos gustaría verano de 1816. Cuando el capitán, a pesar ayudar, en lugar de los personajes de clase de las quejas de los marineros, ordenó ace- alta que habían sido normalmente retratalerar la nave para alcanzar antes su destino, dos hasta entonces. El pintor interpretó su el barco naufragó, encallando en un banco papel como valiente reivindicador, con su de arena perfectamente dibujado en los ma- obra sacó a la luz los horribles hechos que pas. No encontró su mezquindad un límite el gobierno francés había ocultado, actuanahí, sino que abandonó a su suerte a más do como aquellos que han ido destapando de cien personas en una balsa, escapando varios escándalos políticos y sociales estos www.periodicosamizdat.com misma expresión que el hombre que sujeta el cadáver de su hijo, de espaldas a los demás, a quien no le importa ya ser rescatado o no. Pero el punto central del cuadro no es la desesperación, sino la esperanza del pueblo, de los náufragos supervivientes, simbolizada, desde un punto de vista formal, por la pirámide que componen las figuras de los náufragos. A la vez, entre nosotros, quedan algunos que trabajan para salir adelante, igual que el náufrago que porta la bandera, el hombre que no pierde la esperanza y hace señas al barco en la lejanía para que llegue a rescatarlos, como aquel que trabaja por sacar nuestro país adelante y no ha perdido la fe en él, o aquel que llama a su amigo, que se ha rendido apoyado junto al mástil, porque sabe que juntos son más fuertes contra la adversidad. La mayoría de los retratados se inclinan en una sola dirección, conformando la pirámide, y tienden sus brazos hacia la esperanza que simbolizan los rescatadores, el barquito en la lejanía que apenas se ve, una esperanza que nosotros también anhelamos. Irene Madroñal, estudiante de Histoia e Historia del Arte (USP CEU)