SAMIZDAT | Crónica de una vida nueva Abril 2010 | Page 3

6 SAMIZDAT. ABRIL 2010 3 SAMIZDAT. ABRIL 2010 AC T U A L I DA D E S PAC I O L I B R E Experiencia en el quirófano Entras en el quirófano. El paciente ya está tumbado con el pijama azul. Mira hacia todos lados, está realmente atemorizado. Los anestesistas comienzan su labor: cogen las vías, ponen los electrodos… Una vez dormido lo entuban y comienzan a funcionar todos los monitores a la cabecera de la cama. Son máquinas que te proporcionan información del estado del paciente. Hoy en día existen incluso unos dispositivos que se pegan en la frente y te indican el nivel de sueño en el que se encuentra el enfermo para evitar a toda costa los posibles errores de la anestesia. La vida es un regalo ciencia. Simplemente observar cómo se mueven los médicos por el quirófano te obliga a pensar que el hombre conoce el microscopio, las bacterias, ha creado medios de cultivo para que crezcan, lo que nos permite estudiarlas a fondo y sobre todo, en nuestro caso, ha encontrado medios para evitar que dichos microorganismos contaminen la herida quirúrgica. Llega el cirujano. El paciente tiene cáncer de estómago, se le va a abrir para ver el estado del tumor, lo que determinará el pronóstico y la forma de actuar. Es una cirugía delicada que estipulará la expectativa de vida que tiene. Comienza la operación, el cirujano realiza una incisión en la línea media abdominal. Toda esta cavidad queda al descubierto. El cirujano se mueve con asombrosa habilidad disecando las diferentes piezas y buscando metástasis en el delantal de los epiplones. En el paciente no se observa un ápice de dolor. Está completamente dormido. Sin duda, es sorprendente la inteligencia humana. Realmente es un espectáculo cómo ha avanzado la 2 Hay otra cosa que extraña todavía más: el límite de este ser humano, que es grandioso y a la vez insignificante. Sabe que acabará muriendo. Mirando al paciente pienso en su familia, su trabajo, sus deseos. No me deja de asaltar la pregunta: “Pero, ¿qué es el hombre? ¿Para qué la vida?”. El cirujano explora la cavidad a la vez que intenta evitar la pérdida de sangre. Me quedo embelesada mirando cómo actúa, cuando utiliza el bisturí eléctrico despierta en mí verdadera admiración y de repente me aborda un pensamiento: “Probablemente algún día estará él también en una mesa de quirófano, rodeado de los productos de la inteligencia humana, productos que el hombre ha dominado, entendido y descifrado”. Al lado de toda esta grandeza aflora el escándalo del dolor, la muerte y la incapacidad. ¿Qué es el hombre? ¿Quién soy yo? ¿Por qué este deseo infinito de vivir eternamente? La operación va a terminar. El paciente tiene un tumor gástrico que no se puede extirpar, lo único que se puede hacer es un tratamiento paliativo. Ahora hay que decirle a la familia que su marido, padre, o hermano es finito, carnal, que se muere. Realmente el hombre es un misterio en sí mismo. Como decía Leopardi: «Natura humana, ¿cómo / si tan frágil y vil en todo, / si polvo y sombra eres, tan alto sientes?»2. María García Ferrón, estudiante de Medicina en la UCM Natura umana, or come, / Se frale in tutto e vile, / Se polve ed ombra sei, tant’alto senti? G. Leopardi, Canto XXXI, Sopra il ritratto di una bella donna scolpito nel monumento sepolcrale della medesima Tras los terremotos sucedidos recientemente en Haití y en Chile, afloran ciertas preguntas que nadie puede acallar: ¿Por qué sucede esto? ¿Qué sentido tiene la vida de alguien que muere nada más nacer? ¿Por qué tanto sufrimiento? Incluso en el periodo de exámenes en el que me encontraba cuando ocurrieron dichas desgracias, estas preguntas me bombardeaban la cabeza. Tras muchos planes e iniciativas, no conseguimos organizar nada en la facultad que nos permitiese recaudar dinero. Y sin embargo, puedo decir que el mero hecho de preguntarme todo esto ha servido para aclarar algunos puntos esenciales para mí. En primer lugar, tras una catástrofe de estas magnitudes es evidente que la vida no depende de nosotros. No decidimos qué tiempo va a hacer, si vamos a tener una enfermedad o cuándo va a dejar de latir nuestro corazón. La vida no está en nuestras manos, no decidimos nacer, no elegimos la atracción por lo que estudiamos, ni (obviamente) elegimos las catástrofes naturales. De hecho, preferiríamos que no se produjesen nunca. Y sin embargo estamos, nacemos, respiramos, vivimos y también morimos. La muerte, el dolor, y el sufrimiento están. Tampoco los hemos inventado nosotros ni hemos querido que existan. No controlamos todo