Frankie Ha
Muerto
El primer cd que escuchó fue el de ‘Frankie Ha Muerto’.
Era en un equipo de sonido que le había regalado
su mamá cuando se graduó de una tecnología en
administración. El equipo había quedado un tiempo sin
estrenarse. Que el primer cd que tuvo Fabio fuera el de
la agrupación en la que canta y compone, es uno de los
ingredientes de una historia sin recetas.
‘Frankie Ha Muerto’ es una banda gótica, New Wave.
En el 2014 se acomodan bien a los sonidos que
existen en la ciudad -dando acceso a una tradición
y a una creación viva- pero en esa época irrumpían,
adelantándose a la ebullición que la exposición y
facilidades que las nuevas tecnologías y la apertura de
mercados produciría.
A principios de los noventa llamaron la atención
por el maquillaje y vestuario en una época de pocos
referentes visuales, encontraron un sonido en un
ensamble que con teclado y dos guitarras permitían
Foto: Maxiaz
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romper esquemas sonoros. Para los que los siguieron
escuchando, toda esa atmósfera musical quedaba
justificada en acompañar unas letras que podían ser
lecturas de Rilke, fragmentos de Rimbaud, frases
textuales de Drácula de Bram Stoker y citas de
Georges Bataille.
Tanto la escenografía como la literatura se explican -en
parte- por el paso de uno de los integrantes durante
su adolescencia por un grupo de teatro. Desde uno
de los antecedentes de ‘Frankie Ha Muerto’ -la banda
de Punk ‘Denuncia pública’- Fabio ya metía letras de
Neruda para dar con canciones de protesta social
y crítica política. ‘Denuncia Pública’ compartiría
presentaciones en pequeños conciertos con ‘Desastre’.
En esa colaboración musical se iría amasando ‘Frankie
Ha Muerto’ con integrantes de ambas agrupaciones.
Hacerlo “sin pensar demasiado” -y con una unión
de músicos que venían atravesados por distintas
vertientes musicales- los puso frente a un proyecto
que parecía variar de género entre canciones,
encajando luego -como justificación- en algo que no
sabían que existía y haciéndose posteriormente a un
concepto que otorgara sentido y una guía para lo que
restaba por crear.
Su impronta iba quedando en presentaciones -donde
resaltaba el Carlos Vieco- en las que aparte de salir