Ruido.pdf Oct. 2014 | Page 453

más originario: “la intención de soltar las cosas que hay por dentro”. La necesidad musical de algo que a unos les puede sonar a dejar caer algo pesado y denso en el mar, y a otros liberar –como si se tratara de un nudo– una víscera, se complementa con no querer educar con su música ni tener un compromiso más allá del arte. Es permitirse también el sinsentido. Para ellos la música es un fin, no un medio para apoyar otra causa o causar algo concreto. La música permite lo ilógico, lo que no requiere una explicación y ni siquiera se tiene que sostener en la coherencia. “La intención no es dar un testimonio o mostrar un compromiso con algo, sino que el compromiso es con el arte, el arte como un fin en sí mismo”. A pesar de que algún integrante busca la relación entre poesía y música, en las cinco canciones que conocemos del grupo se imprime con más fuerza lo que otro de ellos nombra como “jugar con las palabras” y se apela al propio subconsciente, a eso irracional, para nombrar cualquier elemento como puede ser un diente y darle quizá sentido, dirección o intensidad, sólo con la música. Ese dejarse llevar y dejar que la música fluya sin conceptualizar o racionalizar nos señala un grupo que no se complica y tiene una mirada sobre sí mismo tranquila y desenfadada. Por eso también opinan que la técnica musical tiene que ser apenas suficiente para decir (o hacer) lo que se necesita y no les seduce la búsqueda del virtuosismo. De ahí también se explican las ganas de tocar en vivo, pues ponen en juego la improvisación con base en la idea de que “el instante sea particular, diferenciado de otro”. ‘Aeromática’ recuerda que la música era efímera y de esa forma más valiosa, irrepetible, furtiva, libre del desgaste de la reproductibilidad. Ellos se refieren a que la industria y las tecnologías de producción y reproducción chatarrizan la música. Se pone la competencia en otro espacio que es el de la innovación tecnológica para la grabación y en esas se cae en la homologación del mercado, se pierden los elementos en ese extremo pop. El primer concierto estuvo acompañado por la renuncia del baterista, que no se animaba a enfrentarse a un escenario formal. Ese fue el momento en el que se unió al grupo Juan Esteban Jurado y se fue adquiriendo ya la sensación de una huella, una manera de hacer las cosas: muchas voces, algo de incoherencia en las letras, una atmósfera de Blues y algo inesperado en los vientos que puede ser su cuota latina. La banda ha publicado live-session (videos en vivo) con tres temas en el 2013 y dos Extended Play (EP) llamados “Cocodrilo” en el 2010 y “Sonidos Nutibara” en el 2014. Cuenta, además, con un montaje llamado “Aerosonidos” en el 2012 que consistió en un proyecto instrumental para utilizar objetos no convencionales y ensamblarlos para interpretar diferentes géneros musicales como Bambuco, Champeta,  Rock y músicas experimentales. Si bien como una banda que se toma en serio saben que el estudio de grabación confronta y lo asumen como un ejercicio de paciencia, su terreno es el concierto. Ahí es donde lo pueden dar todo, unir la gran práctica a la improvisación que los hace reencontrarse con la espontaneidad, ese origen, ese primer pensamiento sobre un Rock todavía necesario. “Siempre va a ser más divertida la música en el concierto que en la grabación, porque va a pasar siempre algo que el público no sabe y nosotros no sabemos”. Tienen un interés especial por la escenografía, lo performativo de una banda, hacer que ese momento donde se siente más nítida toda esa sensación de dar, de darse, de darlo todo, sea algo no sólo divertido para su público, sino intenso y muy específico, diferenciado. Interesados en señalar una relación con el aire, que tiene que ver con su nombre y el sello de los vientos en su música, en los conciertos arman muchos aviones de papel, se preparan, disponen, planean. Es una mezcla sutil de prepararse mucho para darse las licencias de espontaneidad. Para ellos ha sido un camino grupal e individual de música, pero también de arte, de cosas que ocurren, de una teatralidad que hace que la forma sea igual de importante que el contenido, después de todo, la banda, un continente. 453