Ruido.pdf Oct. 2014 | Page 400

también los casetes con música del Rap vieja guardia de Estados Unidos. Ya las letras de ellos tratan de acomodarlas a su tiempo, o de una lectura de su tiempo, y quizá a una tendencia de la ciudad. “Un interés por no retratar desgracias y mejor hablar de la vida, del amor, de los que nos pasa a tantos en Medellín y proponiendo”. “En el Rap de ‘L-mental’ nunca nos vas a ver quejándonos”. “Vos no vas a escuchar en la producción de nosotros canciones que hablen de la situación de la vuelta en Medellín, o que mataron a este”. Nos dicen que su diagnóstico es que la gente está saturada de esos temas en los noticieros y que en ‘L-Mental’ van a encontrar un respiro. Algún rapero podría criticar esta decisión como comercial y ‘L-Mental’ no le ve problema. Dicen que son comerciales o pretenden serlo y que su Rap lo proponen para raperos y los demás (los que no lo son). Aún más, ‘L-Mental’ ve como un falso problema lo comercial que los puede alejar de la discusión real sobre la calidad, hacer cosas nuevas y generar industria. Les interesa mucho mercadear su música, poner las canciones en un formato o producto en el que la gente les quiera dar un valor, la quieran comprar. Ensayan una vez por semana aunque no tengan concierto y diariamente cuando se aproxima alguna presentación. Se ven como una banda donde los ejercicios individuales de técnica vocal, de búsquedas musicales, de letras y de estudiar la pista se ponen en juego en los ensayos, pero sobre todo a la hora de trabajar con un productor exigente que si no se llega preparado, ese día se “chupa banca”. El escenario es muy importante para la agrupación como la forma de condensar ese mundo de mercadeo y música que en ellos no entra en contradicción. Un día antes de una presentación fueron a reclamar un ataúd a la carpintería pero habían cerrado; la solución la tuvo la mamá de Delak, que había guardado la caja de cartón de la nevera y mediante un trabajo de manualidades la adaptaron como lo que esperaban para que salieran unos raperos de la muerte o la falsa muerte. Delak recuerda entre risas que esa noche no pudo dormir por el olor a aerosol que inundaba su cuarto. Esa presentación les consiguió la clasificación al Altavoz Internacional y la repetirían para el lanzamiento de su álbum “Espejos”, para el que encontraron tres pelados parecidos a ellos y los pusieron a que salieran a escena simulando que cantaban, mientras ‘L-Mental’ cantaba oculto detrás de una superficie de papel aluminio que simulaba un espejo. Cuando los tres integrantes de entonces rompieron el aluminio para entrar en escena y mostrar que los que cantaban eran una especie de dobles, los efectos de sonido eran los de vidrios rompiéndose. 400 Todo comenzó con dos integrantes de la agrupación que se conocieron en una fila. Al momento de esta entrevista ya van cuatro eliminatorias de Altavoz y una vez en el Altavoz Internacional. ‘L-mental’ se presentó también en Hip 4 en el Parque de los Pies Descalzos en el 2007 y le telonearon a ‘Los Aldeanos’ en Hip 6 con ‘C15’ y ‘Kano’. La alegría de hacer música, en todo caso, está en lo cotidiano como cuando Delak va al Estadio y mientras lo requisan en la entrada el uniformado pregunta cómo va ‘L-mental’. A la amiga de uno de ellos, una de las canciones del grupo la hace llorar y eso le da tanto sentido a la música como el mayor concierto. Las amarguras también han estado presentes. En un viaje a Bogotá, llenos de ilusión, fueron estafados por un organizador de unos conciertos que los recibió borracho. En ese viaje, cuando descubrieron que las condiciones no estaban dadas, se olvidaron rápido del asunto y se pusieron a pasear por la ciudad. Uno va viendo una mezcla interesante en este grupo entre disfrutar y ser prácticos a la hora de entender que hay que ganarse una audiencia y hay que jugar con las reglas de una escena. “Para mantener eso que tanto queremos hay que tener un ingreso. Porque se da uno cuenta de que hay que pagar un video, una producción, entonces se empieza a manejar diferente, como una empresa”. La música tiene que ser pagada por un público y por lo tanto cuestionan la gratuidad. Recuerdan una vez que hicieron un toque en un bar de Itagüí y el cover (la entrada) con un licor incluido costaba siete mil. Alguien en Facebook los insultó lleno de ironía, preguntando qué se creían y diciendo que prefería quedarse viendo el programa de televisión nacional Sábados Felices. “Uno empieza con un enfoque diferente, y a medida que va pasando el camino y tantas experiencias -que nos han tumbado, hijueputeado-, uno va aprendiendo y se va enamorando más…” Se va enamorando más, dice ‘L-Mental’.