también los casetes con música del Rap vieja guardia
de Estados Unidos. Ya las letras de ellos tratan de
acomodarlas a su tiempo, o de una lectura de su
tiempo, y quizá a una tendencia de la ciudad.
“Un interés por no retratar desgracias y mejor hablar
de la vida, del amor, de los que nos pasa a tantos en
Medellín y proponiendo”. “En el Rap de ‘L-mental’
nunca nos vas a ver quejándonos”. “Vos no vas a
escuchar en la producción de nosotros canciones que
hablen de la situación de la vuelta en Medellín, o que
mataron a este”. Nos dicen que su diagnóstico es que la
gente está saturada de esos temas en los noticieros y
que en ‘L-Mental’ van a encontrar un respiro.
Algún rapero podría criticar esta decisión como
comercial y ‘L-Mental’ no le ve problema. Dicen que
son comerciales o pretenden serlo y que su Rap lo
proponen para raperos y los demás (los que no lo son).
Aún más, ‘L-Mental’ ve como un falso problema
lo comercial que los puede alejar de la discusión
real sobre la calidad, hacer cosas nuevas y generar
industria. Les interesa mucho mercadear su música,
poner las canciones en un formato o producto en el que
la gente les quiera dar un valor, la quieran comprar.
Ensayan una vez por semana aunque no tengan
concierto y diariamente cuando se aproxima alguna
presentación. Se ven como una banda donde los
ejercicios individuales de técnica vocal, de búsquedas
musicales, de letras y de estudiar la pista se ponen
en juego en los ensayos, pero sobre todo a la hora de
trabajar con un productor exigente que si no se llega
preparado, ese día se “chupa banca”.
El escenario es muy importante para la agrupación
como la forma de condensar ese mundo de mercadeo
y música que en ellos no entra en contradicción. Un día
antes de una presentación fueron a reclamar un ataúd
a la carpintería pero habían cerrado; la solución la tuvo
la mamá de Delak, que había guardado la caja de cartón
de la nevera y mediante un trabajo de manualidades
la adaptaron como lo que esperaban para que salieran
unos raperos de la muerte o la falsa muerte. Delak
recuerda entre risas que esa noche no pudo dormir por
el olor a aerosol que inundaba su cuarto.
Esa presentación les consiguió la clasificación al Altavoz
Internacional y la repetirían para el lanzamiento de su
álbum “Espejos”, para el que encontraron tres pelados
parecidos a ellos y los pusieron a que salieran a escena
simulando que cantaban, mientras ‘L-Mental’ cantaba
oculto detrás de una superficie de papel aluminio que
simulaba un espejo. Cuando los tres integrantes de
entonces rompieron el aluminio para entrar en escena
y mostrar que los que cantaban eran una especie
de dobles, los efectos de sonido eran los de vidrios
rompiéndose.
400
Todo comenzó con dos integrantes de la agrupación
que se conocieron en una fila. Al momento de esta
entrevista ya van cuatro eliminatorias de Altavoz y una
vez en el Altavoz Internacional. ‘L-mental’ se presentó
también en Hip 4 en el Parque de los Pies Descalzos en
el 2007 y le telonearon a ‘Los Aldeanos’ en Hip 6 con
‘C15’ y ‘Kano’.
La alegría de hacer música, en todo caso, está en lo
cotidiano como cuando Delak va al Estadio y mientras
lo requisan en la entrada el uniformado pregunta
cómo va ‘L-mental’. A la amiga de uno de ellos, una de
las canciones del grupo la hace llorar y eso le da tanto
sentido a la música como el mayor concierto.
Las amarguras también han estado presentes. En un
viaje a Bogotá, llenos de ilusión, fueron estafados por
un organizador de unos conciertos que los recibió
borracho. En ese viaje, cuando descubrieron que las
condiciones no estaban dadas, se olvidaron rápido del
asunto y se pusieron a pasear por la ciudad.
Uno va viendo una mezcla interesante en este grupo
entre disfrutar y ser prácticos a la hora de entender que
hay que ganarse una audiencia y hay que jugar con las
reglas de una escena.
“Para mantener eso que tanto queremos hay que tener
un ingreso. Porque se da uno cuenta de que hay que
pagar un video, una producción, entonces se empieza a
manejar diferente, como una empresa”.
La música tiene que ser pagada por un público y por
lo tanto cuestionan la gratuidad. Recuerdan una vez
que hicieron un toque en un bar de Itagüí y el cover (la
entrada) con un licor incluido costaba siete mil. Alguien
en Facebook los insultó lleno de ironía, preguntando
qué se creían y diciendo que prefería quedarse viendo
el programa de televisión nacional Sábados Felices.
“Uno empieza con un enfoque diferente, y a medida que
va pasando el camino y tantas experiencias -que nos
han tumbado, hijueputeado-, uno va aprendiendo y se
va enamorando más…”
Se va enamorando más, dice ‘L-Mental’.