Más allá del primer concierto, el rugido de un auditorio
que ya se sabe sus canciones es un privilegio para
pocos grupos, que se consigue con una trayectoria
afortunada. Otros viven el aprecio de su círculo, muchas
veces integrado por bandas amigas o familiares y
públicos siempre nuevos que los pueden tratar con
expectativa, con sentido de novedad. Ahí siempre
se verá como un método (para vivir de la música)
penetrar y lograr la aceptación de públicos extraños,
quizá atravesados por otros géneros.
El primer escucha de una can