Los
músicos
es muy fuerte y muy pocos artistas hacen música
aunque no vayan a ser escuchados. El placer por
hacer música parece cerrar círculo en unos oídos,
sin embargo –por accidente o delirio– encontramos
también músicos que hacen música por una urgencia
que escapa la de ser escuchados.
No hay intención en este libro de calificar o
desacreditar, sólo se plantea algo que es evidente para
cualquier músico y que es lógico para cualquiera:
es muy distinto un intérprete a un compositor. Los
compositores son escasos, normalmente uno por
agrupación, con un grado de derroche de hacer y hacer
música –más allá de cálculos– pero también con un tipo
de egoísmo que hace que la música no tenga que estar
conectada a ninguna demanda, gusto o público. En el
centro de los compositores –donde están los que están
transgrediendo– la música manda y los otros dejan de
existir por momentos.
Que tres, cuatro o hasta nueve personas se sincronicen
con unos ensayos, luego con el tedioso proceso de
grabación y, de ahí, con las presentaciones, no es
una magia pura o en perfecto equilibrio. Se trata
de un proceso en el que siempre hemos rastreado
desequilibrios importantes entre uno o dos fundadores
de la banda, dos compositores y también un gran líder,
con los demás miembros.
Entre los líderes de las agrupaciones se encuentran los
motivadores, que sólo se valen del ejemplo, hasta los
autoritarios que van desechando intérpretes.
Incluso sospechamos que la falta de desequilibrio
es a veces una de las razones por las que algunas
agrupaciones no se mantuvieron. La armonía de pares
cándidos con los que todos llegan a pasar el rato y
con calma esperan que el viento del divertimento
los vaya llevando, es un tipo de energía que sólo se
vuelve suficiente para las agrupaciones transitorias,
agrupaciones que se diluyen como tantos pasatiempos.
Los músicos de Medellín son los raros, los torpes,
los desadaptados, los suicidas que no fueron;
también son los anhelantes, los que más desean,
los necesitados de aprobación, los que viven de las
cámaras y del escenario.
Hay que volver a resaltar acá que, en estos tiempos
–en que se rompieron los telones del rock star–,
muchos músicos no comenzaron con la idea de
volverse famosos, y lo que los movió por muchas
etapas definitivas fue el placer. Sin embargo, hay que
entender que la V